JOSE MOURINHO
EL SHOW DEBE CONTINUAR
EL SHOW DEBE CONTINUAR
Un fantasma sobrevuela el estadio del Camp Nou. Se trata de un hombre corriendo con el dedo en alto, enloquecido, diciéndole a la tribuna quién es el número uno. Lleva traje gris oscuro, camisa azul y corbata con los colores del club al cual representa, el Inter de Milán. El rival, o la víctima, es el Barcelona de Guardiola, equipo que una temporada antes había ganado todos los títulos a disputarse en un año (Liga, Copa, Supercopa de España, UEFA Champiosn League, Supercopa de Europa y Mundial de clubes). Esta vez el defensor de la corona se quedará a las puertas de la final de la Champions 2009-10 que se disputará, nada menos, que en el Santiago Bernabeu de la ciudad de Madrid.
El técnico del equipo milanés, el fantasma de esta ópera, es Jose Mourinho. Se dice que en la final, disputada contra el Bayern de Múnich, ya tenía todo arreglado para irse corriendo al Real Madrid. Después de un 2-0 contundente contra los alemanes, dejó al equipo en manos de un tal Rafa Benítez y se marchó sin jugar ninguna de las supercopas ni el Mundial de clubes.
Desde entonces, cada vez que el Real Madrid de Mourinho y el Barcelona de Guardiola se enfrentan en el Camp Nou surge el fantasma de aquella Champions que se llevó el Inter y que incluyó el festejo loco de un despechado que en su momento se perdió la gran oportunidad de dirigir al Barça. Mourinho, por si no lo sabían, siempre anheló acaudillar al club catalán. Las vueltas de la vida lo llevaron a la ciudad condal como segundo entrenador y traductor de Bobby Robson, ex de la selección inglesa, al que había conocido en el Oporto. En la temporada 96-97, el equipo blaugrana ganó la Copa del Rey, la Supercopa de España y la Recopa de Europa. Mourinho no pudo contener su emoción tras el éxito lejos de casa y hasta llegó a jurarle amor eterno al Barcelona ¡de verdad! Si no me creen, miren:
Una vez que fue despedido Robson tras una serie de malos resultados, el nuevo entrenador, Louis van Gaal, llegó con otro cuerpo técnico pero dijo abiertamente que dejaría a Jose Mourinho porque lo consideraba: “el único que le decía lo que pensaba a la cara”. Juntos ganaron la Copa del Rey de 1998, la Liga de ese año y del siguiente. En el 2000 llegó el fin de los veintidós años de Josep Lluís Núñez como presidente del club y la institución se fue a pique. Una serie de mandatarios –entre los que figura Joan Gaspart – y una maratón de entrenadores pasaron en un corto período hasta la llegada de Joan Laporta y de Franck Rijkaard al sillón y el banquillo, respectivamente. A todo esto, con la dimisión de van Gaal (luego de dos períodos, interrumpidos por un año como seleccionador de Holanda), Mourinho se fue a ganar títulos en solitario con el Oporto: Liga de Portugal, Copa y Supercopa de Portugal y Copa UEFA 2002/03 y Liga de Portugal y Champions League 2003/04. Con esos méritos, Roman Avramovich, flamante presidente del Chelsea, se lo llevó a cambio de unos cuantos fajos de euros.
En el club inglés Mourinho hizo escuela, se convirtió en el “The Special One” (el Especial número Uno) y devolvió al equipo a la vidriera de la que se había caído hacía ya algunos años, con títulos, claro: Premier League 2004/05 y 2005/06, Community Shield (o Supercopa de Inglaterra) 2005, Football league Cup 2005 y 2007 y FA Cup (Copa de Inglaterra) 2007. Mientras tanto, al Barcelona de Rijkaard no le iba tan mal: ganaron la Liga española 2004/05 y 2005/06, la Supercopa de España 2005 y 2006 y la UEFA Champions League 2005/06. Los dos entrenadores se habían enfrentado en la fase de octavos de final de la edición 2004/05. En la ida, los de Rijkaard se impusieron 2-1 en el Camp Nou, pero Mou rrespondió con un contundente 4-2 en Stamford Bridge. Su Chelsea llegó ese año a semifinales, donde fue eliminado por el Liverpool (campeón de la competición) por un global de 0-1. La venganza se produjo exactamente un año después. Ahí los culés se impusieron por un global de 3-2 que quedó para la historia por aquella frase famosa de que: "En Barcelona hay teatro del bueno", en alusión a una supuesta falta simulada por Leo Messi. En la temporada 2006/07, otra vez hubo cruce, solo que en la fase de grupos, con un global para los ingleses de 2-1. Los dos equipos no se volvieron a encontrar y el Chelsea volvió a caer en semifinales ante su verdugo de turno, el Liverpool. En 2008, el club catalán no pasaba por un buen momento. Se cuestionaba el mal estado físico de Ronaldinho y la permisividad del entrenador holandés para con sus jugadores. A su vez, Mourinho colmó la paciencia de Abramovich con sus excentricidades y finalizó su contrato dejando un residuo en el Chelsea que lo llevaría a disputar la final de la Champions League 2007/08 contra el Manchester United.
Ese año el portugués se presentó en Barcelona con un proyecto para dirigir al equipo. Pero el presidente Laporta, cruifista de alma, y viendo al personaje que tenía en frente y las privilegios que pedía, decidió apostar por un hombre de la casa, Pep Guardiola, que además era discípulo de Cruyff y tenía experiencia como entrenador de los juveniles. The Special One se sintió herido en su orgullo (al fin y al cabo le había dedicado unos cuantos años al club como segundo de Robson y de van Gaal) y juró venganza secreta contra los barcelonistas. Ni lerdo ni perezoso, aprovechó la oferta del Inter de Milán y allí ganó el triplete italiano: Serie A, Coppa Italia y UEFA Champions League, con eliminación del Barcelona incluida. En enero de 2011 fue premiado como Mejor Entrenador de 2010 por la FIFA, cuando ya era entrenador del Real Madrid.
Desde entonces, cada vez que los merengues visitan Barcelona, el fantasma de un nuevo festejo desmedido causa terror entre los catalanes. El equipo sabe lo que se juega y por eso prepara cada derby como si fuera el último: cero desconcentración en defensa; toda la pólvora en el ataque. Por ahora, los blaugranas no conocen la derrota: 5-0 por la ida de la Liga 2010/11, 1-1 por la Champions en mayo pasado, 3-2 en la vuelta de la Supercopa de España y 2-2 el 26 de enero pasado por la Copa del Rey. De la goleada a este último empate, el conjunto de la capital ha ido encontrando la fórmula para frenar a los de Pep. En la actualidad, la Liga ubica a ambos equipos en la cima de la tabla, separados por 7 puntos de distancia a favor del Real Madrid. Antes de finalizarla les espera un nuevo cotejo en el Camp Nou. Será en la antepenúltima fecha (la nº 35, correspondiente al mes de abril). En caso de ampliarse la diferencia, el equipo barcelonino deberá recibir a los blancos con un "pasillo simbólico" tal cual es la tradición de Liga. Pero lo peor se podría dar si ambos equipos mantienen la diferencia de 7 puntos y el Real Madrid consigue una victoria como visitante ¡SE PROCLAMARIA CAMPEON DE LIGA EN EL CAMP NOU!!!! Además, si los dos clubes llegaran a sortear a sus respectivos rivales en Champions (Barça enfrenta al Bayern Leverkusen y Real Madrid al SCKA Moscú, ambos por los octavos de final) se medirían en un supuesto partido de cuartos de final a jugarse en los meses de marzo/abril. Una eliminación del Barcelona en la máxima competencia europea y la Liga para el Real Madrid (la séptima de Mou en cuatro países distintos, récord absoluto) serían la venganza perfecta para The Special One.
El Futbolólogo
El técnico del equipo milanés, el fantasma de esta ópera, es Jose Mourinho. Se dice que en la final, disputada contra el Bayern de Múnich, ya tenía todo arreglado para irse corriendo al Real Madrid. Después de un 2-0 contundente contra los alemanes, dejó al equipo en manos de un tal Rafa Benítez y se marchó sin jugar ninguna de las supercopas ni el Mundial de clubes.
Desde entonces, cada vez que el Real Madrid de Mourinho y el Barcelona de Guardiola se enfrentan en el Camp Nou surge el fantasma de aquella Champions que se llevó el Inter y que incluyó el festejo loco de un despechado que en su momento se perdió la gran oportunidad de dirigir al Barça. Mourinho, por si no lo sabían, siempre anheló acaudillar al club catalán. Las vueltas de la vida lo llevaron a la ciudad condal como segundo entrenador y traductor de Bobby Robson, ex de la selección inglesa, al que había conocido en el Oporto. En la temporada 96-97, el equipo blaugrana ganó la Copa del Rey, la Supercopa de España y la Recopa de Europa. Mourinho no pudo contener su emoción tras el éxito lejos de casa y hasta llegó a jurarle amor eterno al Barcelona ¡de verdad! Si no me creen, miren:
Una vez que fue despedido Robson tras una serie de malos resultados, el nuevo entrenador, Louis van Gaal, llegó con otro cuerpo técnico pero dijo abiertamente que dejaría a Jose Mourinho porque lo consideraba: “el único que le decía lo que pensaba a la cara”. Juntos ganaron la Copa del Rey de 1998, la Liga de ese año y del siguiente. En el 2000 llegó el fin de los veintidós años de Josep Lluís Núñez como presidente del club y la institución se fue a pique. Una serie de mandatarios –entre los que figura Joan Gaspart – y una maratón de entrenadores pasaron en un corto período hasta la llegada de Joan Laporta y de Franck Rijkaard al sillón y el banquillo, respectivamente. A todo esto, con la dimisión de van Gaal (luego de dos períodos, interrumpidos por un año como seleccionador de Holanda), Mourinho se fue a ganar títulos en solitario con el Oporto: Liga de Portugal, Copa y Supercopa de Portugal y Copa UEFA 2002/03 y Liga de Portugal y Champions League 2003/04. Con esos méritos, Roman Avramovich, flamante presidente del Chelsea, se lo llevó a cambio de unos cuantos fajos de euros.
En el club inglés Mourinho hizo escuela, se convirtió en el “The Special One” (el Especial número Uno) y devolvió al equipo a la vidriera de la que se había caído hacía ya algunos años, con títulos, claro: Premier League 2004/05 y 2005/06, Community Shield (o Supercopa de Inglaterra) 2005, Football league Cup 2005 y 2007 y FA Cup (Copa de Inglaterra) 2007. Mientras tanto, al Barcelona de Rijkaard no le iba tan mal: ganaron la Liga española 2004/05 y 2005/06, la Supercopa de España 2005 y 2006 y la UEFA Champions League 2005/06. Los dos entrenadores se habían enfrentado en la fase de octavos de final de la edición 2004/05. En la ida, los de Rijkaard se impusieron 2-1 en el Camp Nou, pero Mou rrespondió con un contundente 4-2 en Stamford Bridge. Su Chelsea llegó ese año a semifinales, donde fue eliminado por el Liverpool (campeón de la competición) por un global de 0-1. La venganza se produjo exactamente un año después. Ahí los culés se impusieron por un global de 3-2 que quedó para la historia por aquella frase famosa de que: "En Barcelona hay teatro del bueno", en alusión a una supuesta falta simulada por Leo Messi. En la temporada 2006/07, otra vez hubo cruce, solo que en la fase de grupos, con un global para los ingleses de 2-1. Los dos equipos no se volvieron a encontrar y el Chelsea volvió a caer en semifinales ante su verdugo de turno, el Liverpool. En 2008, el club catalán no pasaba por un buen momento. Se cuestionaba el mal estado físico de Ronaldinho y la permisividad del entrenador holandés para con sus jugadores. A su vez, Mourinho colmó la paciencia de Abramovich con sus excentricidades y finalizó su contrato dejando un residuo en el Chelsea que lo llevaría a disputar la final de la Champions League 2007/08 contra el Manchester United.
Ese año el portugués se presentó en Barcelona con un proyecto para dirigir al equipo. Pero el presidente Laporta, cruifista de alma, y viendo al personaje que tenía en frente y las privilegios que pedía, decidió apostar por un hombre de la casa, Pep Guardiola, que además era discípulo de Cruyff y tenía experiencia como entrenador de los juveniles. The Special One se sintió herido en su orgullo (al fin y al cabo le había dedicado unos cuantos años al club como segundo de Robson y de van Gaal) y juró venganza secreta contra los barcelonistas. Ni lerdo ni perezoso, aprovechó la oferta del Inter de Milán y allí ganó el triplete italiano: Serie A, Coppa Italia y UEFA Champions League, con eliminación del Barcelona incluida. En enero de 2011 fue premiado como Mejor Entrenador de 2010 por la FIFA, cuando ya era entrenador del Real Madrid.
Desde entonces, cada vez que los merengues visitan Barcelona, el fantasma de un nuevo festejo desmedido causa terror entre los catalanes. El equipo sabe lo que se juega y por eso prepara cada derby como si fuera el último: cero desconcentración en defensa; toda la pólvora en el ataque. Por ahora, los blaugranas no conocen la derrota: 5-0 por la ida de la Liga 2010/11, 1-1 por la Champions en mayo pasado, 3-2 en la vuelta de la Supercopa de España y 2-2 el 26 de enero pasado por la Copa del Rey. De la goleada a este último empate, el conjunto de la capital ha ido encontrando la fórmula para frenar a los de Pep. En la actualidad, la Liga ubica a ambos equipos en la cima de la tabla, separados por 7 puntos de distancia a favor del Real Madrid. Antes de finalizarla les espera un nuevo cotejo en el Camp Nou. Será en la antepenúltima fecha (la nº 35, correspondiente al mes de abril). En caso de ampliarse la diferencia, el equipo barcelonino deberá recibir a los blancos con un "pasillo simbólico" tal cual es la tradición de Liga. Pero lo peor se podría dar si ambos equipos mantienen la diferencia de 7 puntos y el Real Madrid consigue una victoria como visitante ¡SE PROCLAMARIA CAMPEON DE LIGA EN EL CAMP NOU!!!! Además, si los dos clubes llegaran a sortear a sus respectivos rivales en Champions (Barça enfrenta al Bayern Leverkusen y Real Madrid al SCKA Moscú, ambos por los octavos de final) se medirían en un supuesto partido de cuartos de final a jugarse en los meses de marzo/abril. Una eliminación del Barcelona en la máxima competencia europea y la Liga para el Real Madrid (la séptima de Mou en cuatro países distintos, récord absoluto) serían la venganza perfecta para The Special One.
El Futbolólogo
Publicado el 03 de Febrero de 2012
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