Estadística
11 BRASILEÑOS RECORD


Brasil: “O Máis Grande do Mundo”, un país con más de 189 millones de amantes incondicionales del fútbol. Su selección ya ha ganado 5 Copas del Mundo, 4 títulos sub-20 y 3 sub-17. Once de sus clubes se reparten 13 Libertadores y 14 subcampeonatos, 6 de las antiguas Intercontinentales y 3 Mundial de Clubes. Sus números parecen superar el tamaño de su territorio, pero nada de esto se habría logrado sin el aporte de futbolistas enormes, verdaderos genios que lograron quedar en la historia como reales imbatibles. He aquí once de ellos, a disfrutarlos:

1 – Rogério Ceni
Es el arquero más goleador y su record aún no tiene tope ya que sigue en actividad. Lleva más de 80 goles con los cuales superó ampliamente a su segundo, José Luis Chilavert, que convirtió 62 en toda su carrera. Rogério fue internacional de la selección varias veces y juega en Sao Paulo desde 1987, con el cual ya ganó 3 Libertadores y 3 Intercontinentales, a fuerza de goles.



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2 – Cafú
Único campeón de América, Europa y del Mundo con club y selección. Contemos: dos Libertadores y dos Intercontientales con Sao Paulo (1992 y 1993), una UEFA Champions League y un Mundial de Clubes con el AC Milan (2007), Copa América con Brasil (1997) y el Mundial de Corea y Japón 2002. Una carrera envidiable, un ganador nato que nunca perdió la sonrisa.


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3 - Roberto Carlos

Fue el jugador más ganador y más premiado en su puesto: con Brasil ganó la Copa del Mundo (2002) y dos Copa América (1997 y 1999), además de la UEFA Champions League (1998, 2000 y 2002) y la Intercontinental (1998 y 2002) con el Real Madrid. Fue elegido mejor lateral izquierdo en dos Mundiales (Francia´98 y Corea-Japón 2002), distinguido con el Balón de Plata 2002 – solamente lo obtuvieron Breitner y Facchetti en ese puesto – y con el FIFA Word Player de Plata en 1997 – premio que también le concedieron a Paolo Maldini -. Un fenómeno sin época.





4 – Mauro

En 1962, Mauro Ramos se convirtió en el único jugador que, siendo capitán de su club y de su selección, obtuvo las máximas competiciones a las que aspira un futbolista: ganar la Copa del Mundo y la Copa Intercontinental. El primer trofeo fue de los brasileños el 17 de junio de ese año cuando vencieron por 3-1 a la ex Checoslovaquia en la final del Mundial de Chile. El otro, se lo llevó aquel famoso "Santos de Pelé" luego del 5-2 propinado al Benfica portugués, en el Estadio da Luz de Lisboa, el 11 de octubre de 1962. De las dos, sin dudas, la primera fue la más importante. En este video lo recordamos en el atril de los campeones.



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5 – Dunga

Entre el 16 de diciembre de 1993 y el 18 de enero de 1996 la selección de Brasil obtuvo el record de 35 encuentros disputados sin conocer la derrota. Durante aquel período, Carlos Caetano Bledorn Verri, más conocido como "Dunga", fue titular y pieza clave para lograr un invicto que, como verán, es prácticamente irrepetible. El 4 de julio de 1994 -día de la independencia norteamericana- Brasil venció y eliminó a Estados Unidos en los octavos de final del Mundial de USA´94. Desde ese partido, este hombre capitaneó a los brasileños hasta su retiro -sucedió al ausente Raí- y los sudamericanos lograron ganar la Copa gracias a la suerte de los penales, a los goles de Romario y al carácter de un líder temperamental que no tenía reparos en mostrar su pasión por la "canarinha" delante de los espectadores.



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6 - Mario Zagallo

Es la historia viva del fútbol brasileño. Ganó todo con la selección: dos mundiales como jugador (Suecia´58 y Chile´62), uno como entrenador (México´70), uno como asistente del seleccionador Carlos Alberto Parreira (USA´94) y, casi, casi, su quinta Copa del Mundo cuando como DT de la "verdeamarelha", por segunda vez, la llevó a la final en Francia´98. Unió al viejo fútbol con el moderno conservando lo más importante de la identidad deportiva: el estilo. Un ejemplo a seguir.

El siguiente video finaliza en el minuto 3.




En la próxima edición hay más records. No se los pierdan.

El Futbolólogo
Claudio Caniggia

HISTORIA DE UN WING

- segunda parte -




El 6 de julio de 1991 se inició en Chile la trigésimo quinta edición de la Copa América con un partido disputado entre el combinado local y su par de Venezuela. Dos días más tarde, el mismo equipo venezolano se medía con la selección de Alfio “Coco” Basile, sucesor de Carlos Bilardo una vez finalizado el Mundial de Italia. El conjunto nacional formó con Goycochea en el arco; Basualdo, Vázquez, Ruggeri y Craviotto; Simeone, Astrada, Franco y Latorre; Batistuta y Caniggia. La ausencia de Maradona, suspendido por doping unos meses antes, generaba gran expectativa ya que nunca se había probado un sistema táctico que excluyera al 10 y menos en una competición de tales características. A falta de la individualidad irreemplazable de Diego apareció el equipo, que contó con un Cani enchufadísimo, asistidor y goleador. Marcó su primer tanto en la victoria 3-0 frente a Venezuela a los 43 del primer tiempo. Con otro gol suyo ante Paraguay, en la primera fase, Argentina clasificó para la ronda final. Allí enfrentó a Brasil (victoria por 3-2), Chile (0-0) y Colombia (2-1). El equipo se consagró campeón sin Maradona, con Batistuta como goleador y con una inolvidable actuación del wing argentino. A continuación, un compilado especial de la televisión francesa sobre sus mejores momentos en la Copa.








Al siguiente año la selección argentina disputó – y ganó – la Copa Confederaciones, venciendo a Arabia Saudita en la final por 3-1 (Caniggia metió el segundo gol). Ese mismo año se produjo su traspaso a la AS Roma, donde jugó 20 partidos y marcó 4 goles. Fueron pocos, es verdad, pero no obstante, el Pájaro seguía siendo un delantero de goles esenciales. Como aquel que le marcó al Milan en la semifinal de la Coppa Italia 92/93, cuando los capitaneados por Baresi estaban encerrando a los romanos en su propio arco. Todo Milan estaba en campo contrario cuando partió el pase. Cani corrió 70 metros como una liebre y solo se frenó al ingresar al área; como dijo el relator: «¡¡Caniggia... balonetto... e gol!!». Fue a los 89 del segundo tiempo. Nada que hacer.




En marzo de 1993 Claudio Caniggia dio doping positivo tras jugarse el partido Napoli – Roma y fue sancionado con la suspensión total de la práctica profesional del fútbol hasta mayo de 1994. De esta manera se perdía de jugar la mismísima final de la Coppa Italia y de participar en la Copa América de México´93. Sin embargo, Argentina fue campeona por segunda vez consecutiva y, para la llegada del Mundial de Estados Unidos, Basile preparó un equipazo con la base del campeón de América más la inclusión de Fernando Redondo, Maradona y Caniggia -que retornaban al fútbol luego de cumplir sendas sanciones-. Con una victoria arrolladora ante Grecia (4-1) en el primer encuentro del grupo D, la “vieja sociedad” de Italia´90 reapareció en el segundo partido para dar vuelta el 1-0 adverso frente a Nigeria, y convertirlo en 2-1 con dos goles del Pájaro.




A Maradona lo amasaron y Argentina perdió en los dos partidos siguientes, contra Bulgaria por 0-2 y contra Rumania en octavos de final por un apretado 2-3. A pesar de su segunda derrota mundialista, la experiencia de Claudio en norteamérica estuvo marcada por un hecho insólito: fue invitado durante el Mundial por Bret Michaels, cantante de Poison, a tocar la batería en un recital llevado a cabo en Wiscosin, en donde el "Hijo del Viento" demostró su "otro" gran talento acompañándolos en tres temas ("Every Rose has its thorn", "Nothin' but a good time" y el conocido "Unskinny Bop"). Por lo demás, en la selección nacional se abría un nuevo ciclo con Daniel Passarella como entrenador. Una vez pasado del escándalo de Roma llegaría su traspaso al Benfica portugués. Allí disputó 20 partidos y marcó 9 goles durante la temporada 94/95. Casi al mismo tiempo, en Argentina, Mauricio Macri se presentaba como candidato a la presidencia de Boca Juniors promoviendo, como plataforma electoral, una nueva imagen deportiva del club que incluía su lanzamiento al mercado internacional. Una vez asumido el cargo, fichó al técnico Carlos Salvador Bilardo, a Diego Armando Maradona y a Claudio Caniggia, junto con un notable número de estrellas del ámbito nacional e internacional. El Pájaro deslumbró con su fútbol, marcando un total de 12 goles en 29 partidos, todos ellos jugados entre el Apertura y el Clausura 95/96. Para su retorno, había hecho un trabajo físico esencial para recuperar velocidad y fuerza. La sociedad con Maradona se renovó y hasta dejó su marca con el famoso “piquito” que se daban cada vez que el Pájaro anotaba un gol. Su mujer de entonces, Mariana Nannis, no se pudo contener y llegó a decir: «A veces creo que Diego está enamorado de mi marido. Debe ser por el pelo largo y los músculos»


Maradona se retiró a finales del ´96 y Claudio siguió un par de años más en el club de La Rivera. En el ´98 llegó el Mundial de Francia pero Passarella no quiso convocarlo debido a su rotunda negativa a cortarse el pelo (lo mismo sucedió con Redondo). Al año siguiente se produjo su retorno a la “Mágica” Atalanta. Como se imaginarán, el recibimiento fue eufórico, tanto que en su presentación con los "ultras" prácticamente no lo dejaron hablar.






La maratónica carrera de Caniggia siguió en el Dundee escocés (2000-20001), el Rangers, del mismo país (2001-2003), y el Qatar SC (2003-2004). En este período fue convocado por el técnico Marcelo Bielsa para disputar el Mundial de Corea – Japón 2002 y, una vez allí, su presencia se limitó a un hecho nunca antes ocurrido en la historia del conjunto nacional: la expulsión de un suplente por insultar a un juez desde el banco. Fue en el último partido del Mundial, ante Suecia. Así se despedía, amargamente, de la selección.


En febrero de 2005 este jugador vital anunció su retiro. En total fueron 9 clubes, 367 partidos y 100 goles, además de participar en tres copas mundiales y tres Copa América, logrando un total de 50 presentaciones y 16 goles con la celeste y blanca. Con la partida, Caniggia se llevó consigo el oficio del wing. Los distintos hoy ocupan otro rol, más aburrido y repleto de misiones. La blanca línea de cal extraña al "puntero" y los pocos laterales que quedan sufren con carrileros todo terreno y con volantes que son indiferentes a sus amenazas. La llegada del “Loquito” de las medias bajas algún día se dará, tal vez cuando un técnico romántico haga debutar a otro pibe de 17 años que se anime al juego abierto, al pique y la fantasía. Al fútbol le hace falta un Garrincha, un Best, un Houseman, un poco de frescura y desfachatez, una diagonal invisible que nos sorprenda a todos. Al fútbol le hace falta el vuelo de Caniggia.








Fuentes: Los datos estadísticos de esta columna fueron extraídos de Wikipedia, Futbolpasion.com y rssf.com.




El Futbolólogo
Claudio Caniggia

HISTORIA DE UN WING






Hubo una época en que se hizo famosa la frase: «Arqueros boludos, wines locos». En aquel tiempo el wing o puntero, derecho o izquierdo, era el atacante que esperaba en soledad la llegada de la pelota pegadito a la línea de cal. Su contribución en el juego era fugaz. Parado a poco más de metro y medio del alambrado, de brazos en jarra, aburrido y con las medias bajas, los minutos corrían. Solo cada tanto venía a verlo su marcador, el lateral contrario, como para recordarle alguna que otra amenaza: «¡Sabés la patada que te vas a comer, no?!» le decía el lateral, «¡Ja! ahora vas a ver como te paso!» le contestaba el wing. Pero lo que pasaba era el tiempo y la pelota no venía nunca... Entonces se abría el juego: pase en profundidad para el wing; la frenética tribuna vaticinando el peligro de gol: «¡Corré, loco, corréee!!!» y el Ala, que estaba ansioso por entrar en escena, sacaba de la galera una gama de recursos para burlar al defensor y así divertir a la tribuna.


A lo largo del tiempo hubo muchos wines famosos: Garrincha, Corbatta, Houseman, Jairzinho, George Best… Esta es la historia de un inolvidable wing ídolo de River y de Boca: del “Pájaro, hijo del viento” Claudio Paul Caniggia.


Su historia comenzó el 14 de diciembre de 1985 cuando el técnico de River Héctor "el Bambino" Veira decidió probarlo en un partido más o menos fácil contra Unión de Santa Fe. Sus instrucciones fueron claras: «¡Entrá y matalos, nene, dale!». A continuación, el chico de 17 años metió una serie piques nunca antes vistos en el fútbol argentino y River aplastó 3-0 a Unión. Desde entonces pasó a ser relevo del uruguayo Antonio Alzamendi y de Ramón Miguel Centurión, punteros derecho e izquierdo del equipo, respectivamente. Su anormal velocidad fue una de las armas mortales del equipo millonario, que consiguió ganar la primer Libertadores de su historia en 1986. Para finales de ese año, más precisamente el 14 de diciembre, en Tokio, el rubio oriundo de Hénderson alcanzó la gloria al consagrarse también Campeón Intercontinental con tan solo 19 años.



En la siguiente temporada llegaría su primer gol vistiendo los colores de River en la que fuese victoria por 4 a 2 sobre Témperley. Como no podía ser de otra manera, el técnico Carlos Bilardo se fijó en él y lo convocó para entrenar en Ezeiza con el equipo nacional que se estaba preparando para el Mundial de Italia´90.


Antes del inicio de la Copa, y tras rumores de intereses por parte de la Juventus de Turín, River lo vendió junto con Pedro Troglio al Verona de Italia, donde disputó 21 partidos de la temporada 88/89 y marcó 3 goles. Al año siguiente fue cedido a la "Mágica" Atalanta, donde al ritmo del «¡Caniggia vola!», coreado por los aficionados, su promedio de gol ascendió a 10 conversiones en 31 partidos. La marca dio lugar a la prensa italiana para señalarlo como una de las posibles revelaciones del Mundial.



El 8 de junio a las 6 de la tarde arrancó el primer partido de Italia ´90 entre Argentina y Camerún. Después de un violento primer tiempo, Caniggia ingresó por el lesionado Ruggeri para jugar toda la segunda parte. Bilardo, que no encontraba respuestas satisfactorias del centrodelantero Abel Balbo, decidió probar con su wing para abrir el juego. Dos intervenciones de Claudio y el rival quedó con nueve: primero, por una falta de André Kana-Biyik a los 61 minutos y luego tras el inolvidable cruce del líbero camerunés, Benjamín Massing, a poco de finalizar el partido.










El partido terminó 1 a 0 en favor de Camerún y ya para el encuentro siguiente, frente a la Unión Soviética, Caniggia fue titular y provocó por tercera vez la expulsión de un contrario, al ser derribado por Vladimir Bessonov apenas iniciado el segundo tiempo. No había forma de pararlo y con otra falta recibida a la media hora, Argentina consiguió convertir su segundo gol tras un saque rápido de Maradona para Burruchaga, que puso el 2 a 0 definitivo. Luego de un tercer encuentro de la fase preliminar, empatado 1 a 1 con Rumania, a los de Bilardo les tocó Brasil en octavos. En aquel partido el relator Marcelo Araujo le puso el apodo de «Pájaro Caniggia» en referencia a su estilo de wing inquieto y peligroso. Luego de cuatro remates de los brasileños que dieron en los postes, llegaría la primera asociación Maradona–Caniggia que culminó con un golazo inolvidable de Claudio a tan solo 10 minutos del final.







Luego de vencer por penales a la ex Yugoslavia en los cuartos de final, Italia, probablemente el mejor equipo de la Copa - junto con Alemania, la vencedora del torneo -, nos esperaba en el San Paolo de Nápoles. Aquel match por las semifinales constituyó el mejor partido de los dirigidos por Bilardo, que luego de ir perdiendo durante toda la primera parte salieron a la contra y empataron con otra joyita de Claudio Paul: una genial peinada de espaldas al arco. El gol, que llegó recién a los 12 minutos del segundo tiempo, significó la caída de la valla invicta de los italianos. Olarticoechea fue el encargado de poner el centro. El timing de Caniggia superó el salto de Ferri y las manos del arquero. Su tanto obligó a jugar la prórroga, que terminó sin goles, y finalmente los dueños de casa quedaron afuera por penales. Zenga, guardameta de aquella noche fatídica, se tuvo que conformar con la marca de 533 minutos sin recibir anotaciones, record jamás alcanzado por otro arquero en una Copa del Mundo.





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Caniggia se quedó sin jugar la final del Mundial. Recibió su segunda amarilla tras bajar una pelota con la mano en el nombrado tiempo suplementario de este partido. La final fue horrible sin él, hasta 1990 la peor final jamás vista - luego vendrían otras peores -.


En la siguiente semana recordaremos su actuación inolvidable en la Copa América 1991, sus dos golazos frente a Nigeria en el Mundial USA´94 y su paso por Boca Juniors, previo final de su carrera. No se lo pierdan.








El Futbolólogo