Verón-Verón
NOCHE DE BRUJAS


Hace más de cuarenta años un equipo argentino llegaba por segunda vez a la final de la Copa Libertadores. Se llamaba Estudiantes de la Plata y venía de batir en la semi al anterior campeón del torneo, el Racing club de Avellaneda. Era el año 1968 y entonces debieron jugar un partido de desempate, ya que Racing había ganado 2-0 en casa y perdido 3-0 fuera de ella. En el susodicho encuentro igualaron 1-1 y Estudiantes pasó a la final por un gol de diferencia.
Para el equipo jugaba un wing izquierdo temible, llamado Juan Ramón Verón, una especie de Caniggia pero con más gol. El suyo fue el que le dio a Estudiantes el pasaje a la final, en la que enfrentaron al Palmeiras de Brasil. La historia se volvió a repetir y otra vez hubo que jugar partido de desempate. Fue el 16 de mayo, en el Estadio Centenario de Montevideo. Verón clavó el 2-0 que consagró campeón a Estudiantes.
A este equipo lo dirigía Osvaldo Zubeldía, un técnico revolucionario que llegaba al club luego de fracasar con la selección argentina y de publicar en 1965, junto con Argentino Geronazzo, el libro “Táctica y estrategia del fútbol”. El maestro armó un grupo desbordante de coraje, temple y sacrificio y con una inteligencia suprema para manejar los partidos. Jugaron la Intercontinental contra el Manchester United de Bobby Charlton, Denis Law y George Best y les ganaron 1-0 en cancha de Boca. Viajaron a Old Trafford y consiguieron un empate 1-1. El autor del gol de visitante no pudo ser otro que el mismísimo Verón. En el mítico estadio aún cuelga el banderín que lo recuerda con su canción respectiva: "Si ve una Bruja montada en una escoba, ese es Verón, Verón, Verón que está de joda". El homenaje no era para menos: ese plantel terminó siendo el único (salvo el dueño de casa) que logró ganar un título en aquel estadio.
Ganaron las dos Libertadores siguientes, la del ´69 jugando la final contra Nacional de Montevideo y la del ´70 contra Peñarol; pero cayeron frente a sus rivales europeos -el Milan italiano y el Feyenoord de Holanda- por la Intercontinental. La base del equipo la conformaban Poletti; Togneri, Aguirre Suárez, Madero, Malbernat; Pachamé, Bilardo y Flores; Ribaudo, Conigliaro y Verón. En el 71, Nacional se desquitó de la final perdida dos años antes y cortó la racha del "León" platense. Luego de esa campaña, el equipo cayó en una debacle que casi lo llevó al descenso. Más tarde Zubeldía se fue a dirigir a Velez Sarfield y quedó como técnico interino su mediocampista y lugarteniente Carlos Salvador Bilardo.
La estrella del equipo, Juan Ramón Verón, fue transferido al Panathinaikos FC de Grecia en el 72. Allí jugó hasta su retorno en 1975. Ese mismo año, más precisamente el 9 de marzo, nació su hijo Juan Sebastián, justo cuando se disputaba el clásico número 87 contra Gimnasia y Esgrima de La Plata. La historia cuenta que el técnico Bilardo no le comunicó del nacimiento hasta la finalización del partido, para no perjudicar su concentración, y que la Bruja marcó el gol de la victoria. Al finalizar el encuentro le dieron la grata noticia. El nene trajo un segundo puesto en el Nacional bajo el brazo -detrás de River- con el que otra vez accedieron a la Libertadores.
Pero fueron eliminados en la primera ronda. Entonces Bilardo y Verón, últimos baluartes del tricampeón de América, emigraron fuera del país hasta retornar ni bien entrada la década del ochenta. La Bruja se retiró en el 82 y El Narigón, por su parte, volvió a hacerse cargo de la escuadra logrando dos títulos: el Metropolitano de ese año y el Nacional´83. Jugaron su sexta Libertadores y llegaron a semifinales. En aquel entonces, éstas se definían dentro de un grupo de tres equipos y a Estudiantes le tocó enfrentar al Gremio de Porto Alegre y al América de Cali. El plantel contaba con figuras de la talla de Alejandro Sabella, Miguel Ángel Russo, los futuro campeones del mundo José Luis Brown y Marcelo Trobbiani, el romperedes Hugo Gottardi y el “Bocha” José Daniel Ponce. Contra Gremio jugaron uno de los partidos más emotivos de su historia. Tras ir en desventaja por 3-1 y jugando con cuatro menos por las expulsiones de Ponce, Trobbiani, Julián Camino y Hugo Tévez, lograron empatar 3-3 con un agónico gol de Miguel Ángel Russo. A la semana siguiente se disputó el último partido, contra el América. Si ganaban llegaban a la final, pero salieron 0-0 y... paso Gremio.
El 24 de abril de 1994 por fin debutó Juan Sebastián Verón, justo el año en que a Estudiantes le tocó el descenso. Martín Palermo, Cascini y Calderón lo acompañaban en el equipo. Sin embargo, arrasaron en el Nacional B y cinco fechas antes de que finalizara el torneo ya habían recuperado la categoría. Boca compró a "la Brujita" un año más tarde a pedido de Bilardo, DT xeneixe en aquel entonces, y el chico se dio el gusto de jugar al lado de su ídolo Diego Armando Maradona. A los 21 años fue transferido a la Sampdoria de Italia y desde entonces su escoba no paró de volar. Pasó por el Parma, la SS Lazio, el Manchester United, el Chelsea y, por último, el Inter de Milán. En sus mejores tiempos marcaba la diferencia como 8 armador, por su tranco largo característico, un pase de cuarenta metros de alta precisión y la cachetada que le daba a la pelota en remates a quema-ropas desde larga distancia. Fueron diez años y diez títulos, nada menos, entre ligas y copas, hasta retornar a la Argentina, a su viejo y querido Estudiantes.
Su padre lo ayudó a decidirse, haciendo públicos sus deseos en los medios de prensa de la ciudad. Cuando llegó, a mediados del 2006, lo recibieron 7.000 personas. Se había quedado afuera del Mundial de Alemania, pero aún le quedaban ganas de demostrar que él también era un grande del fútbol argentino. Apenas se cruzaron con el clasico rival, Gimnasia y Esgrima de La Plata, les ganaron 7-0. Luego obtuvieron el Apertura 2006/07 y llegaron a octavos en la Libertadores y a la final de la Sudamericana en 2008. Ese año Verón hijo fue elegido Mejor Jugador Sudamericano y al poco tiempo recuperó la titularidad en la selección, de la mano del "Coco" Basile. En la actualidad forma parte integral del equipo en el ciclo Maradona.
Pero el gran sueño de los Verón es ganar la Libertadores esta misma noche. Hoy las Brujas de todo el mundo se juntan para darle una mano a Estudiantes. El déjà vu existe: después de casi cuarenta años, como dijimos al principio, hay que desempatar fuera de casa y frente a un rival brasileño, el Cruzeiro de Belo Horizonte, un equipo muy ordenado tácticamente pero que no tiene suerte en el arco rival. En La Plata salieron 0-0 y llegó la hora de dejarlo todo en el Mineirão. Como cábala, Verón hijo sale con la 11 en la espalda, la de su papá Juan Ramón.
Son muchos ingredientes para una noche mágica, noche de Brujas. Bilardo, Russo, Pachamé, "el Tata" Brown y hasta el propio Zubeldía, desde el cielo, le darán fuerzas a este equipo para conseguir la remontada. El espíritu platense es así, cree en estas cosas. Una vez más, y como siempre, el hechizo es posible.
.
Fuentes: !Taringa, Revista el Gráfico, Wikipedia.
.
El futbolólogo
Holanda
UN EQUIPO FÁCIL


Como habrán visto, armar selecciones de distintas épocas no es cosa sencilla. No obstante, el pasatiempo sigue siendo una pasión para futbolólogos y pelotólogos de todo el mundo. Por más que parezca un imposible, uno nunca debe bajar los brazos ya que siempre hay oportunidad de encontrar ese "Equipo de Todos los Tiempos" que sea ideal y funcional a la vez.
Hoy proponemos como modelo a esta selección holandesa, equipo de todos, unánime e indiscutido. A continuación, 11 jugadores y sus videos ofreciéndoles lo mejor del fútbol total:


1 – Edwin van der Sar

Se quedó con el puesto por ganador y buen arquero, dejando atrás al legendario Jongbloed, jugador de dos finales de Copa del Mundo (1974 y 1978), y al eterno van Breukelen, campeón de la Eurocopa´88 y la Copa de Europa de ese mismo año con el PSV Eindhoven. "Larguirucho" gana por su técnica y su innegable confianza. Tiene un saque seguro, sabe ordenar la defensa e intimida con su personalidad y gran talla a la hora de los penales. Rara vez da la oportunidad del rebote porque posee lo mejor del instinto del arquero: saber despejar hacia el lado contrario donde proviene la jugada. ¿Algo más? Sí, los títulos: UEFA ´92, Champions, Intercontinental y Supercopa ´95 (Ajax), Champions League y Mundial de Clubes 2008 (Manchester United) y, por si todo esto fuera poco, es el único holandés considerado mejor arquero de Europa (1995) por la prensa especializada.






2 – Wim Suurbier

Inolvidable patada a Bertoni en el ’78, marcando territorio como buen lateral de su época. Se complementaban fenomenal con Johnny Rep cuando subía por la banda derecha, integrándose al ataque con velocidad y potencia. Este jugador vital de la Naranja Mecánica, ganó tres Copas de Europa y una Intercontinental con el Ajax a inicios de los setenta. Un grande no solamente de su club y de su selección, sino también como representante del fútbol de aquella década.






3 - Ruud Krol

Un talento increíble que agotó prácticamente todas las posiciones defensivas. Como central era un líbero genial. Como lateral te mataba si te pateaba al arco. Roberto Perfumo todavía lo recuerda como el único capaz de sacarle el botín de cuajo de un solo pelotazo. Fue en 1974, en Alemania, cuando Holanda nos paseó por 4-0 en la segunda ronda del Mundial. En el ´78 fue elegido mejor marcador central junto con Daniel Passarella y hasta el Nápoli italiano lo recuerda como su mejor líbero. Al igual que Suurbier, formó parte del Ajax y de la Naranja Mecánica de Rinus Michels.






4 – Ronald Koeman

Koeman es el defensor que más goles ha convertidos en la historia del fútbol: 193 en 533 partidos. Con esa cifra supera con creces a figuras de la talla de Daniel Passarella y Franz Beckenbauer. Además de poseer un tiro libre despiadado y un penal infalible, el rubio holandés fue un líbero sólido en el marcaje dentro del área y una salida siempre limpia para su equipo desde abajo. Integró la famosa selección de la Euro ´88, el PSV campeón de la Copa de Europa y el inolvidable “Dream Team” del FC Barcelona.






5 - Edgard Davids

A partir de ahora damos comienzo a lo que sería la segunda línea,con dos jugadores escudo, parados delante de los tres zagueros antes nombrados. Así va a jugar Davids, a unos pasos del hueco dejado por Koeman y Krol, con rienda suelta para lanzarse al ataque pero, principalmente, cortando el juego del rival apenas éste cruza la línea media. En esa misión fue clave para el Ajax campeón de todo del ´95 y en la selección holandesa semifinalista de Francia´98. Un "Pitbull" tirando tarascones a los pies del adversario y marcando como nadie el territorio con autoridad y destreza.






6 - Franck Rijkaard

Rijkaard iría por el otro carril interno, partiendo entre Suurbier y Koeman, con misión de stopper y terminando la jugada como un 8 clásico. En esa posición, verdaderamente no tenía quien le haga sombra. Una especie de falso volante, con llegada impredecible y visión de goleador, a la vez que un marcador personal con recursos infinitos para desquiciar delanteros. Su duelo con Rudi Völler en los octavos de final de Italia´90 quedará en la historia de las grandes provocaciones. Rijkaard fue campeón europeo e intercontinental con el Milan de Arrigo Sacchi , con el Ájax y campeón de la Eurocopa de 1988 con la selección.






7 - Ruud Gullit

Llegó y le puso rastas al fútbol. Como un cerrajero, trajo la llave maestra para abrir las vitrinas más cerradas y revestirlas de ansiados trofeos: primero la de su país, Holanda, con la Euro´88 y luego la del AC Milan, con aquella doble "Triple Corona" (Champions, Intercontinental y Supercopa ´89 y ´90) para convertirlo en "il piú grande di tutti".
Gullit -agarrensé- arrancó como líbero y empezó a adelantar su posición hasta terminar siendo ese jugador esencial, Balón de Oro 1987, primer heredero al reinado de Maradona en Italia. Este Kempes holandés tenía todo: gambeta, remate al arco, visión de juego. Era durísimo haciendo pressing, rara vez perdía el 1 contra 1 y la potencia de su cabezazo hacía agujeros en los arcos. Un tigre impregnado de espíritu de lucha, de calidad deportiva y humana. En este equipo juega con el 11 en la espalda, solo por ponerle un número porque, la verdad, jugaba donde quería y lo hacía siempre bien.






8 - Johan Neeskens

Su mejor ubicación en el campo es como un 8 clásico o como un doble 5, yendo y viniendo por el carril derecho interno. En este equipo se complementaría con Franck Rijkaard en los relevos defensivos y con Johan Cruyff en la elaboración del juego, alternando posiciones con el "Tulipán de Oro", sin jugar demasiado lejos de él. Un socio ideal en ataque, experto en el remate con pelota en movimiento y con una velocidad crucero siempre alta a lo largo de los 90 minutos. Por esta razón fue un grave dolor de cabeza para aquellos defensores temperamentales de su época (como Pasarella o el brasileño Luís Pereira) y hasta el arquero alemán Seep Maier le amagó una piña delante del árbitro en la final del ´74, harto de sus hostigaciones.






9 - Johan Cruyff

Genio indiscutido, como Di Stéfano, como Pelé, como Maradona. De mitad de cancha hacia delante no tenía ubicación y si se la daban igual se las rebuscaba para rebelarse. Inspirador del fútbol total, fútbol de los indóciles y de los libres. Su sprint en velocidad dejaba atrás hasta al más incansable de sus perseguidores -Gabrielle Orialli, número 4 del Inter, lo padeció en la final de Rótterdam-. Tres Copas de Europa, una Intercontinental, Triple Balón de Oro… todo es poco al lado de lo que era Cruyff como jugador, un compendio de dones que incluye la fantasía de los wines, la visión de los enganches y olfato de los goleadores.
Hombre orquesta, actor, inventor (auto pases de taco, centro desde la izquierda con pierna derecha), daba órdenes con las manos sin mirar la pelota. Velocidad y ejecución. Flacuchento, engañoso, irrompible. Dios te bendiga, Johan, lo meniscos y ligamentos cruzados que aguantaron tanta frenada, cambios de marcha y dirección. Gracias por tus enormes jugadas, por tu increíble liderazgo, adorable Tulipán de Oro.






10 - Wim Van Hanegem

Con él empieza la historia del fútbol holandés propiamente dicha, cuando en la primavera de 1970 alzó la primer Intercontinental de su país jugando para el Feyenoord. Sus tiros libres parecían lanzamientos de básquet al ángulo y su cabezazo -rara vez se vio algo mejor- era una estocada para los arqueros rivales.
Con un dominio del balón y un pase-gol inigualables, este formidable 5 - 10 fue la referencia ineludible de sus compañeros. Siempre estaba parado en el punto más central de la línea media, casi por donde se hace el saque mismo, y desde ahí abría el juego con pases precisos que, si llegaban a darle tiempo, iba a buscar al área como el mejor goleador que era. Su temperamento lo hacía temerario en el medio juego y su visión estratégica, que le brotaba natural de solo calmarse un poco, jamás encontró herederos ni en el Feyenoord ni en la selección holandesa.






11 - Marco van Basten

Si Gullit era el Tigre, Van Basten era el Dragón. Un jugador brillante que elevó el gol hasta convertirlo en una obra de arte. Salvo Pelé y pocos más tuvieron ese don acrobático que tenía él para definir. Verlo era como escuchar el último deseo de la pelota: morir en seco sobre la red sin conocer el dolor.
Porque Van Basten era eso, un matador, pero también un futbolista dotado. Quienes lo conocieron saben que su corpulencia y su altura (1,88) le llegaron de grande y que cuando era un niño pequeño, allá en Holanda, lo prepararon para ser enganche. Esa formación lo convirtió en un futbolista completo, capaz de cubrir la pelo
ta como nadie y de armar contragolpes letales en tres cuartos de cancha.
Debutó en el Ajax en el ´82 sustituyendo nada menos que a la leyenda de Cruyff. En aquel partido marcó su único gol de la temporada, la misma en la que los capitalinos se coronaron campeones. Desde entonces jugó y marcó goles incansablemente hasta que las lesiones lo apartaron del fútbol, dejando tras de sí un legado de títulos: una Eurocopa para Holanda (1988), dos Champions -con sus sendas Intercontinentales- y dos Supercopas europeas (AC Milan 1989/90), entre otros. Fue premiado, además, con tres Balones de Oro (88/89/92) con los cuales igualó al francés Michel Platiní y a su compatriota, el ya nombrado Johan Cruyff. Con el "Cisne de Utrech" completamos la lista de este equipo de ensueño y nos despedimos hasta la próxima semana.


.
.
La táctica: 3-2-3-2

van der Sar

Suurbier... R.Koeman.... Krol

...........................

Rijkaard Davids

.......

Neeskens ..........van Hanegem

....Cruyff....


.........Gullit....van Basten

...............


El futbolólogo
Matemática futbolística
BOCHINI + PLATINÍ = RIQUELME

Cuántas veces hemos escuchado a los aficionados, a los relatores, a los televidentes en los bares o hasta a los propios periodistas decir frases como: Este jugador me recuerda a… o Su estilo de juego se parece al de... Sí, es verdad, a veces solemos identificar a nuestra estrella con aquel viejo jugador leyanda del virtuosismo. Y eso no está mal ya que, al fin y al cabo, el fútbol se nutre del ejemplo de aquellos que supieron marcar como nadie el camino del buen juego, vistoso y eficaz. Bochini + Platiní = Riquelme es una manera de comprobar la teoría y es también una forma de entender el porqué de ese movimiento centrípeto que genera el futbolista habilidoso, capaz de cambiar el destino de los partidos con su magia.

Comenzaremos con Ricardo Bochini, una de las máximas leyendas del fútbol argentino. El 1o de Independiente jugó casi veinte años (1972-1991, la totalidad de su carrera) como manija del equipo con el cual ganó 4 Copas Libertadores y 2 Intercontinentales. El parecido con Riquelme es, sencillamente, la capacidad sobrehumana que tenía El Bocha para generar juego en espacios reducidos y salir airoso con un último toque, que bien podía ser un pase-gol o un remate inatajable al arco.

Bochini es un misterio del juego... decía Horacio Sande; con él comienza la historia del «enganche» en nuestro fútbol ya que era un pasador especializado y un conductor magistral con la pelota en los pies. Sus paredes con Bertoni, Burruchaga e Insúa son una marca registrada, lo mismo que sus asistencias a delanteros como Percudani o Alfaro Moreno. Maradona lo evoca entre sus ídolos y Claudio Marangoni, su gran compañero, lo recuerda simplemente como El Mago. Sin dudas él, junto con Diego y Riquelme, marcaron un estilo en esa posición.

La verdad que no fue fácil encontrar un video bien editado de sus enormes jugadas y el siguiente no sé si alcanza a exhibir la grandeza del Bocha en las canchas de fútbol. Pero igual lo vamos poner para aquellos que no lo conocieron. Eso sí, antes de lanzarlo a la web es menester pronunciar estas palabras: Dibuje maestro!!
.

Por su parte, Platiní fue mucho más allá del puesto de enganche. Tras una aparición muy joven (casi 23 años) en el Mundial´78 como volante por izquierda, pronto sus entrenadores se dieron cuenta de que el francés generaba una atracción irresistible del balón hacia él. Llegó a la Juventus en 1982, donde el técnico Giovanni Trapattoni lo recibió armando un esquema táctico en torno suyo, bajo la consigna: "Un equipo de fútbol es una defensa de hierro y un ataque inventivo". La formación (4-3-1-2) se completaba con las bestias que en poco tiempo saldrían campeones en el Mundial de España (Zoff, Gentile, Scirea, Cabrini, Tardelli...) y el equipo comenzó un ciclo de victorias y copas que sería prácticamente irrepetible para la historia del club.

Como Riquelme, también Platiní trasladó su dependencia futbolística de la Juventus a la selección francesa. Allí su tocayo Michel Hidalgo le cambió la posición, de 10 clásico a enganche, formando un rombo con Giresse, Fernandez y Tiganá detrás de él al que le llamaron El Cuadrado Mágico. De esta manera se liberó totalmente de perseguir marcas, pero a cambio debió correr mucho más para desmarcarse. Ese sacrificio fue fundamental para llegar a las semifinales del Mundial de España´82, ganar la primer Eurocopa de su país (Francia´84) y quedar terceros en México´86. Jorge Valdano, al término de ese Mundial, lo comparó con Maradona diciendo que: Para destacarse, Platiní necesita un equipo que se mueva al ritmo de él... en cambio Diego necesita una pelota; eso solo. Es probable que esto sea cierto, pero no podemos olvidarnos que Platiní, como Maradona, también hizo grande a sus equipos y que dentro de ellos siempre destacó, hasta el punto de llegar a convertirse en el máximo artillero de la historia de la Eurocopa con 9 goles y en el único jugador capaz de obtener tres Balones de Oro consecutivos (1983/84/85). Todo esto fue capaz de hacerlo porque era conciente de su grandeza, aunque prefiriera no hablar mucho sobre ello.
Dentro de la cancha, su imagen desarreglada de niño callejero -siempre jugaba con la camiseta afuera- contrastaba con la minuciosidad de su arte, con la técnica de sus centros y con el toque personal que le daba a la pelota a la hora de definir. Éste es el rasgo que más lo emparenta con Riquelme, así como la competitividad y los celos que generaba en sus adversarios.
.
.Riquelme es la primera impresión de aquella humildad incorruptible de Bochini contrastada con la seguridad personal de Michel Platiní. El 10 de Boca es la máxima expresión del enganche, casi un coqueteo mismo con el capricho de la dependencia futbolística. Como el Bocha, su visión estratégica lo hace un asistidor infalible; como el francés, sus pases y tiros libres a colocar tienen el sello de una pierna derecha prodigiosa.
Arrancó como volante central en Argentinos Juniors. Allí lo conoció José Pekerman y pronto lo convocó para la selección sub 20 que salió campeona en el Mundial de Malasia´97. Según palabras del propio técnico: “Riquelme es un 5 – 8 -10, porque recibe la pelota en posición de 5, la transporta como un 8 y define la jugada como un 10”.
A continuación, proponemos un primer video de él con un ranking de sus mejores jugadas. Eso sí, por lo que se ve en las imágenes, nos queda clarísimo que en lo de pisar la pelota no tiene comparación.
.
.
Como Platiní, el 4-3-1-2 es el sistema en que este jugador se siente más cómodo. Así funcionaba en el Boca de Bianchi, con el que ganó dos Libertadores y una Intercontinental. Sin embargo, su paso por el fútbol europeo quedó marcado por la falta de voluntad que ponía para recuperar la pelota. Nunca se llegó a un arreglo, ni con van Gaal en el Barcelona ni con Pellegrini en el Villarreal. Y hasta tal punto fue la cosa que los dos entrenadores llegaron a desafectarlo de sus equipos titulares.
En la selección argentina brilló en la etapa Pekerman y en lo que duró el ciclo Basile. Como le pasara a Bochini con Alonso y Maradona, siempre quedó a la sombra de aquellos jugadores más explosivos que él, como Ortega -elegido por Bielsa- o el propio Lionel Messi, por lo cual decidió bajarse del carro más de una vez antes que lanzarse a competir con ellos por la titularidad.
Riquelme es un problema para los técnicos que gustan de jugar con más de dos delanteros en ataque o con menos de tres volantes defensivos. Como Platiní -en palabras de Valdano- para lucirse necesita un equipo que se mueva a su ritmo. Siendo así, no nos caben dudas de que es el más desequilibrante de los conductores que existen hoy en el fútbol argentino.
.
.Cuando aún está en duda su regreso o no a la selección mayor, la verdadera pregunta que nos hacemos nosotros es: ¿existe o existió alguna vez un jugador capaz de generar, con su estilo futbolístico, la dimisión de la voluntad del resto de los componentes del equipo para entregarle a él la responsabilidad de conducirlo? Creo que ya ha quedado demostrado que sí, que sí existe. Bochini, Platiní y hasta el propio Maradona -actual técnico de la selección argentina- fueron en su etapa de futbolistas la antorcha de sus equipos, los generadores del juego y los únicos con libertad de movimientos. Si alguien no cree en la posibilidades de que Riquelme pueda estar a la altura de esa responsabilidad en la selección argentina debería, al menos, proponer otro plan de estrategia.


El futbolólogo