DUELO DE KÁISERES
Aquel mundial europeo propuso varios cambios con respecto al disputado cuatro años antes. Por empezar, ocho equipos más se sumaron a la competición, razón por la cual la FIFA decidió armar una segunda ronda compuesta de cuatro grupos de tres participantes y no de dos de cuatro, como lo había sido en las anteriores ediciones de 1974 y 1978. Otra de las novedades de España´82 fue que esta vez la mayoría de las selecciones con chances de pelear el campeonato -como Brasil, Italia, Alemania, Inglaterra, Francia, Polonia o Perú- arribaron con representativos lo suficientemente maduros y con varias estrellas de renombre dentro sus respectivas alineaciones.
Pero lo que más diferenciaba al mundial ibérico de su símil de Argentina, era que en éste sí había un equipo que marcaba el nivel de la competición: la extraordinaria selección de Menotti. A la base campeona del mundo, el técnico argentino había sumado las incorporaciones de Maradona por Oscar Ortiz y de Ramón Díaz por Luque, ambos convocados, junto con Barbas y Calderón -que figuraban entre los suplentes-, por haber sido la figura y el goleador del Mundial Juvenil Japón´79 respectivamente. En lo táctico, la flamante estrella del FC Barcelona ocupó el lugar de Kempes, quién pasó a su vez a jugar de delantero centro, lo cual le quitó a Mario esa entrada "Matadora" de mitad de cancha hacia el arco, patentada en el Mundial´78. Para colmo de males el propio Maradona se mostró bastante empecinado en la motivación personal de querer ser figura en su primer mundial, lo que le terminó jugando en contra al equipo, más acostumbrado al funcionamiento vertical que al de la posesión de la pelota. Por último, el peor de los defectos que mostró aquel platel, ya desde el arranque, fue el de creerse campeón del mundo antes de jugar la Copa, es decir, desde la concentración mísma, impresión que en el país se sintetizó con una sola palabra: aburguesarse.
Pocos meses después, Carlos Bilardo se hizo cargo de la selección y nombró capitán a Maradona. La noticia fue un mazazo para Daniel que no estaba ni siquiera acostumbrado a imaginarse en un segundo lugar. En Italia ya lo consideraban il líbero cappo canioneri; había sumado más de diez goles en sus primeras dos temporadas con "la Viola", los cuales le alcanzaban para superar al alemán Paul Breitner, el defensor más goleador de todos los tiempos hasta entonces.
Pero lo cierto es que, en la selección, el de Chacabuco era para Bilardo lo que Maradona para Menotti: un jugador que le modificaba el sistema táctico. El nuevo DT estaba demasiado obsesionado con la posición fija del líbero y el Káiser prácticamente lo obligaba a jugar con cuatro en el fondo. Ese tire y afloje Maradona-Passarella-Bilardo le complicó mucho la clasificación al equipo. Así lo explica Ariel Borenstein en su libro "Don Julio": "Carlos Salvador Bilardo asumió la conducción de la Selección Argentina con la clara intención de imponer su sello táctico en el equipo (…) Con algunos nombres la tarea no era fácil, dado el peso propio de varios de esos apellidos (…) Este era el caso, sobre todo, de Daniel Alberto Passarella, uno de los pocos jugadores campeones del mundo en el 78 que dejó una buena imagen en el 82 (…) Passarella y otros pesos pesados como Ubaldo Matildo Fillol acusaron el golpe y, aun cuando fueron convocados para integrar la Selección, nunca dejaron de mirar a Bilardo de reojo. Mantenían una pulseada con el técnico, en la que ganaban posiciones cuando el equipo no conseguía buenos resultados, con lo que impedían que la nueva identidad futbolística se concretara en un buen funcionamiento colectivo".
Pero lo que nadie imaginaba era la reacción que iban a tener los peruanos. 12 minutos más tarde, el "Patrón" José Velásquez empató el partido y a los 39 Jerónimo Barbadillo puso en ventaja a los suyos con un gol extraordinario. En la segunda parte la cosa fue mucho más trabada y Maradona intentó por las suyas hacer un gol, pero como sucediera en los tiempos de España´82, con Italia y Gentile, otra vez Passarella se puso el equipo al hombro y salvó a su capitán de tener que ir al repechaje. A los 36 del segundo tiempo, el Káiser bajó de pecho un centro recontra pasado de Burruchaga y pateó al arco con la pierna de palo (la derecha), casi sin ángulo; la pelota dio en el poste y Gareca la empujó para asegurarla: 2-2. Con esa patriada de Passarella Argentina comenzaba a ganar el Mundial de México´86.
El 15 de mayo de 1986, el Káiser Daniel Passarella jugó su último partido con Argentina en el que fuese empate en cero contra el Junior de Barranquilla. Su despedida de la selección terminó con una amarga expulsión al promediar el segundo tiempo. Más tarde, un brote de enterocolitis, una infección intestinal y un desgarro, producidos durante la concentración del equipo en el Distrito Federal de México, le impidieron disputar su tercer mundial como titular. Con el tiempo se darían a conocer otras versiones, una de las cuales fue contada, precisamente, por el capitán de Bilardo en su libro autobiográfico “Yo soy el Diego de la gente": "Nosotros nos habíamos peleado en la concentración del América de México (…) Yo llegué quince minutos tarde a una reunión junto con los… rebeldes (…) Y entonces nos comimos un discurso de Passarella, bien dictador (…) Estaba queriendo ganarse al grupo de esa manera, sembrando cizaña, inventando cosas, metiendo palos en la rueda. Quería ganárselo desde que había perdido la capitanía y el liderazgo (...) Lo agarró a Valdano, que es un tipo muy inteligente, a quien todo el mundo escuchaba (…) y le metió en la cabeza que yo estaba llevando a todos a la droga (…) Entonces me planté en medio de la reunión (…) y con Passarella presente, conté todo lo que sabía de él y se hizo un silencio profundo… (…) Ahí se rompió todo. Ahí le agarró la diarrea, el mal de Moctezuma, cuando la realidad era que todos meábamos por el culo. Ahí le dio el tirón, ésta es la verdadera historia”.
Otra de las versiones, también de Ariel Borenstein, habla del papel que jugó el seleccionador argentino en dicha concentración: "Bilardo no tenía excusas para marginar a Passarella, quien (…) en la temporada 85-86 (…) había marcado once goles con la camiseta de la Florentina y se había convertido en el defensor que más goles hizo en un torneo en la historia del fútbol italiano (…) Llegado al Distrito Federal, Passarella empezó a sentir molestias estomacales (similares a las de Branco?): se pasaba más tiempo en el baño que en los campos de entrenamiento (...) por lo que tuvo que ser reemplazado por José Luís Brown, un ex Estudiantes (…) La extraña enfermedad de Passarella le permitió a Bilardo disputar el Mundial sin la tensión y la inseguridad que le generaba tener un enemigo en el equipo. Las cosas no podían ser mejores para el entrenador: Diego Maradona, a quien le había confiado la capitanía, fue la gran figura del Mundial.”
Finalmente Passarella subió a recibir su segunda medalla en jogging y evidenciando una debilidad en su andar, producto un poco de las complicaciones que había tenido y otro poco de la frustración que sentía. Al regresar a Italia, se olvidó de todo y comenzó una nueva campaña en el calcio, esta vez vistiendo los colores del Inter de Milán. En total fueron 43 partidos y 9 goles, repartidos en dos temporadas sin ningún campeonato, pero que le alcanzaron para entrar en la lista de los grandes líberos de la squadra neroazzurra, junto con Armando Picchi, Graziano Bini y Atilio Giovannini.
Con otra tarjeta roja -igual que en su despedida de la selección, frente al Junior de Barranquilla-, el 27 de julio de 1989 el Gran Capitán anunció que colgaba las botas. En total fueron 486 partidos y 143 goles (hoy es el segundo defensor más goleador, detrás del holandés Koeman); tres campeonatos Metropolitanos (1975/79/80) y tres torneos Nacionales (1975/79/81) con River Plate; un torneo Juvenil (Toulón´75) y dos Copas del Mundo (1978 y 1986) con la selección argentina.
Ambos centrales siguen formando parte de la privilegiada lista de los mejores zagueros y de los enormes adalides que tuvo la historia del fútbol. Cualquiera que se anime a armar un Dream Team de Todos los Tiempos no dudaría en ponerlos. Eso sí, a la hora de tener que elegir entre ellos dos para nombrar a un capitán, es probable que la pulseada la gane el Kaiser alemán.
Daniel Passarella a Néstor Rossi, Wikipedia.org
Roberto Perfumo, El Gráfico 100 x 100, 10/3/2008.
-Daniel Passarella, segunda parte:
Declaraciones de Passarella luego del partido con Hungría –Mundial´78-, "Libro oficial del «Ente Autárquico Mundial 1978» del XI Campeonato Mundial de Fútbol", pag 35.
Mario Kempes, "ESPN Perfiles: Cubillas, Uno de los Mejores Jugadores en la Historia del Fútbol (Parte2)" –video publicado en you tube-.
-Daniel Passarella, última parte:
Ariel Borenstein, "Don Julio", Editorial Planeta - 2001, pág. 139 – 143.
Diego Maradona, "Yo soy el Diego de la gente", Editorial Planeta - 2000, pag. 143 –145.
DATOS ESTADÍSTICOS: