Beckenbauer vs Passarella
DUELO DE KÁISERES
-última parte-


A diferencia de Beckenbauer, Passarella conoció la gloria en su debut mundialista. No obstante, ni él ni el resto de sus compañeros del 78 volvieron a repetir una final, aunque Daniel todavía figure como el único argentino bicampeón del mundo. Por más que hubo quienes creyeron que la temprana gloria era capaz de quitarle el hambre de títulos, su nivel nunca decayó y quedó visto que la competición que mejor lo mantuvo en forma física y mental, durante toda la década del 80, fue su solapada -pero directa- rivalidad deportiva con Diego Armando Maradona.

La misma comenzó en 1981 cuando el de Villa Fiorito llegó a Boca. Entonces el mejor jugador de la Argentina pasó a ser rival directo del capitán de River y de la selección. Los duelos no se hicieron esperar y Maradona pronto demostró estar más que motivado para ganar los Superclásicos. Igualmente, para finales de ese año los dos clubes lograron salir campeones, Boca del Metropolitano y River del Nacional, apelando, este último, al fichaje de Mario Kempes para reforzar la escuadra. Ya para 1982, el diez de Boca fue transferido al Barcelona y, como no podía ser de otra manera, el Mundial de España los tuvo a ambos como titulares indiscutidos.
Aquel mundial europeo propuso varios cambios con respecto al disputado cuatro años antes. Por empezar, ocho equipos más se sumaron a la competición, razón por la cual la FIFA decidió armar una segunda ronda compuesta de cuatro grupos de tres participantes y no de dos de cuatro, como lo había sido en las anteriores ediciones de 1974 y 1978. Otra de las novedades de España´82 fue que esta vez la mayoría de las selecciones con chances de pelear el campeonato -como Brasil, Italia, Alemania, Inglaterra, Francia, Polonia o Perú- arribaron con representativos lo suficientemente maduros y con varias estrellas de renombre dentro sus respectivas alineaciones.
Pero lo que más diferenciaba al mundial ibérico de su símil de Argentina, era que en éste sí había un equipo que marcaba el nivel de la competición: la extraordinaria selección de Menotti. A la base campeona del mundo, el técnico argentino había sumado las incorporaciones de Maradona por Oscar Ortiz y de Ramón Díaz por Luque, ambos convocados, junto con Barbas y Calderón -que figuraban entre los suplentes-, por haber sido la figura y el goleador del Mundial Juvenil Japón´79 respectivamente. En lo táctico, la flamante estrella del FC Barcelona ocupó el lugar de Kempes, quién pasó a su vez a jugar de delantero centro, lo cual le quitó a Mario esa entrada "Matadora" de mitad de cancha hacia el arco, patentada en el Mundial´78. Para colmo de males el propio Maradona se mostró bastante empecinado en la motivación personal de querer ser figura en su primer mundial, lo que le terminó jugando en contra al equipo, más acostumbrado al funcionamiento vertical que al de la posesión de la pelota. Por último, el peor de los defectos que mostró aquel platel, ya desde el arranque, fue el de creerse campeón del mundo antes de jugar la Copa, es decir, desde la concentración mísma, impresión que en el país se sintetizó con una sola palabra: aburguesarse.

Todo quedó demostrado en el debut. La derrota ante Bélgica por 1-0 en el Nou Camp de Barcelona complicó prácticamente el fixture siguiente. Las dos victorias posteriores, ante Hungría (4-1) y El Salvador (2-0), no alcanzaron para clasificar primeros en el Grupo C y los belgas, que terminaron aventajados en la clasificación por un punto, debieron enfrentar a Polonia y a la URSS en segunda fase, mientras que Argentina entró en el "Grupo de la Muerte" con Italia y Brasil. En el primer encuentro de aquella recordada segunda ronda, Italia salió a lo suyo: marca personal de Gentile a Maradona, catenaccio y contragolpe. Allí quedó demostrando que el capitán argentino era el único que estaba apto para preocupar al adversario cuando su compañero ni siquiera podía darse vuelta, víctima de los foules tácticos y de la complicidad del árbitro. Ganó el salto en todos los centros de Olguín al segundo palo -cabeceando desde afuera del área chica- y hasta sorprendió a Zoff con un tiro libre de su marca registrada a los 38 del segundo tiempo. Italia tuvo más suerte que Argentina -como volvería a tenerla contra Brasil- pero a pesar de la derrota, a Passarella le alcanzó ese partido para dejar bien en claro que cuando hacía falta sacaba la chapa de Káiser.



Argentina perdió contra Brasil tres días más tarde y quedó eliminada. Maradona terminó su fracasada campaña con una expulsión por falta a Batista e Italia se consagró, finalmente, campeona del torneo. A su término, Passarella fue nombrado Mejor Central Izquierdo en el Equipo Ideal de España´82 y River aprovechó la oferta de la Fiorentina para venderlo en 2 millones y medio de dólares. Hasta entonces ya había marcado 91 goles, que lo mantienen, aún, como el defensor más goleador de la historia del club y del fútbol argentino.



Pocos meses después, Carlos Bilardo se hizo cargo de la selección y nombró capitán a Maradona. La noticia fue un mazazo para Daniel que no estaba ni siquiera acostumbrado a imaginarse en un segundo lugar. En Italia ya lo consideraban il líbero cappo canioneri; había sumado más de diez goles en sus primeras dos temporadas con "la Viola", los cuales le alcanzaban para superar al alemán Paul Breitner, el defensor más goleador de todos los tiempos hasta entonces.
Pero lo cierto es que, en la selección, el de Chacabuco era para Bilardo lo que Maradona para Menotti: un jugador que le modificaba el sistema táctico. El nuevo DT estaba demasiado obsesionado con la posición fija del líbero y el Káiser prácticamente lo obligaba a jugar con cuatro en el fondo. Ese tire y afloje Maradona-Passarella-Bilardo le complicó mucho la clasificación al equipo. Así lo explica Ariel Borenstein en su libro "Don Julio": "Carlos Salvador Bilardo asumió la conducción de la Selección Argentina con la clara intención de imponer su sello táctico en el equipo (…) Con algunos nombres la tarea no era fácil, dado el peso propio de varios de esos apellidos (…) Este era el caso, sobre todo, de Daniel Alberto Passarella, uno de los pocos jugadores campeones del mundo en el 78 que dejó una buena imagen en el 82 (…) Passarella y otros pesos pesados como Ubaldo Matildo Fillol acusaron el golpe y, aun cuando fueron convocados para integrar la Selección, nunca dejaron de mirar a Bilardo de reojo. Mantenían una pulseada con el técnico, en la que ganaban posiciones cuando el equipo no conseguía buenos resultados, con lo que impedían que la nueva identidad futbolística se concretara en un buen funcionamiento colectivo".

Por aquel entonces los 10 representantes sudamericanos que disputaban las eliminatorias eran divididos en tres grupos, dos de tres integrantes y uno de cuatro. A Argentina le tocó entrar en el de cuatro con Colombia, Venezuela y Perú y los de Bilardo vencieron a los dos primeros en sus respectivos partidos, de local y visitante, obteniendo un total de 8 puntos (antes la victoria valía 2). Perú le seguía en la tabla con 5, habiendo vencido a Venezuela en sus dos presentaciones y empatado con Colombia de local (0-0), pero perdiendo el invicto en Bogotá contra el mismo equipo tricolor (o-1). Por lo tanto, la gran motivación de los peruanos era vencer a Argentina en los dos paridos que le quedaban, mandarla al repechaje y clasificar para el mundial. Como táctica para el primer encuentro, el de Lima, el técnico peruano mandó a su stopper Luis Reyna a perseguir a Maradona por toda la cancha e incluso a esperarlo fuera de ella si el 10 salía para ser atendido. Reyna no solo le hizo caso a su entrenador sino que además golpeó bastante a Maradona (finalmente Perú ganó 1-0 con gol de Carlos Oblitas). Esa fue la razón por la cual, antes del partido de Buenos Aires, la FIFA le hizo un toque a la federación peruana y Reyna fue obligado a jugar su partido del Monumental pegado al 10, pero con las manos detrás bien visibles. A los 9 minutos, Maradona recibió un saque lateral, miró a su marcador de reojo y consiguió escapársele; corrió hasta la línea final y centró para Pasculli, que definió con un remate cruzado: 1-0.
Pero lo que nadie imaginaba era la reacción que iban a tener los peruanos. 12 minutos más tarde, el "Patrón" José Velásquez empató el partido y a los 39 Jerónimo Barbadillo puso en ventaja a los suyos con un gol extraordinario. En la segunda parte la cosa fue mucho más trabada y Maradona intentó por las suyas hacer un gol, pero como sucediera en los tiempos de España´82, con Italia y Gentile, otra vez Passarella se puso el equipo al hombro y salvó a su capitán de tener que ir al repechaje. A los 36 del segundo tiempo, el Káiser bajó de pecho un centro recontra pasado de Burruchaga y pateó al arco con la pierna de palo (la derecha), casi sin ángulo; la pelota dio en el poste y Gareca la empujó para asegurarla: 2-2. Con esa patriada de Passarella Argentina comenzaba a ganar el Mundial de México´86.



El 15 de mayo de 1986, el Káiser Daniel Passarella jugó su último partido con Argentina en el que fuese empate en cero contra el Junior de Barranquilla. Su despedida de la selección terminó con una amarga expulsión al promediar el segundo tiempo. Más tarde, un brote de enterocolitis, una infección intestinal y un desgarro, producidos durante la concentración del equipo en el Distrito Federal de México, le impidieron disputar su tercer mundial como titular. Con el tiempo se darían a conocer otras versiones, una de las cuales fue contada, precisamente, por el capitán de Bilardo en su libro autobiográfico “Yo soy el Diego de la gente": "Nosotros nos habíamos peleado en la concentración del América de México (…) Yo llegué quince minutos tarde a una reunión junto con los… rebeldes (…) Y entonces nos comimos un discurso de Passarella, bien dictador (…) Estaba queriendo ganarse al grupo de esa manera, sembrando cizaña, inventando cosas, metiendo palos en la rueda. Quería ganárselo desde que había perdido la capitanía y el liderazgo (...) Lo agarró a Valdano, que es un tipo muy inteligente, a quien todo el mundo escuchaba (…) y le metió en la cabeza que yo estaba llevando a todos a la droga (…) Entonces me planté en medio de la reunión (…) y con Passarella presente, conté todo lo que sabía de él y se hizo un silencio profundo… (…) Ahí se rompió todo. Ahí le agarró la diarrea, el mal de Moctezuma, cuando la realidad era que todos meábamos por el culo. Ahí le dio el tirón, ésta es la verdadera historia”.
Otra de las versiones, también de Ariel Borenstein, habla del papel que jugó el seleccionador argentino en dicha concentración: "Bilardo no tenía excusas para marginar a Passarella, quien (…) en la temporada 85-86 (…) había marcado once goles con la camiseta de la Florentina y se había convertido en el defensor que más goles hizo en un torneo en la historia del fútbol italiano (…) Llegado al Distrito Federal, Passarella empezó a sentir molestias estomacales (similares a las de Branco?): se pasaba más tiempo en el baño que en los campos de entrenamiento (...) por lo que tuvo que ser reemplazado por José Luís Brown, un ex Estudiantes (…) La extraña enfermedad de Passarella le permitió a Bilardo disputar el Mundial sin la tensión y la inseguridad que le generaba tener un enemigo en el equipo. Las cosas no podían ser mejores para el entrenador: Diego Maradona, a quien le había confiado la capitanía, fue la gran figura del Mundial.”
Finalmente Passarella subió a recibir su segunda medalla en jogging y evidenciando una debilidad en su andar, producto un poco de las complicaciones que había tenido y otro poco de la frustración que sentía. Al regresar a Italia, se olvidó de todo y comenzó una nueva campaña en el calcio, esta vez vistiendo los colores del Inter de Milán. En total fueron 43 partidos y 9 goles, repartidos en dos temporadas sin ningún campeonato, pero que le alcanzaron para entrar en la lista de los grandes líberos de la squadra neroazzurra, junto con Armando Picchi, Graziano Bini y Atilio Giovannini.



En 1988, Passarella regresó a su querido River Plate de la mano del técnico Menotti. Allí jugó 24 partidos, marcando 7 goles en la temporada 88/89. Pero justo antes de finalizar el campeonato, el ex-seleccionador decidió retirarse del club, siendo sucedido por un hombre de la casa: Reinaldo Merlo. Con él jugaron, y ganaron, la liguilla pre-Libertadores, donde el Káiser tuvo un altercado con el delantero boquense Alfredo Graciani, luego de que éste golpeara a un compañero suyo.



Con otra tarjeta roja -igual que en su despedida de la selección, frente al Junior de Barranquilla-, el 27 de julio de 1989 el Gran Capitán anunció que colgaba las botas. En total fueron 486 partidos y 143 goles (hoy es el segundo defensor más goleador, detrás del holandés Koeman); tres campeonatos Metropolitanos (1975/79/80) y tres torneos Nacionales (1975/79/81) con River Plate; un torneo Juvenil (Toulón´75) y dos Copas del Mundo (1978 y 1986) con la selección argentina.


Hasta aquí hemos llegado con este “Duelo de Káiseres”. Como habrán notado, es mucho más fácil hablar de una carrera plagada de títulos, como la de Beckenbauer, que de una más emparentada con los retos personales, como la de Daniel Passarella. Sin embargo, ambos hombres simbolizan la síntesis del liderazgo dentro del campo. La forma en que se arriesgaron a imponer sus ideas frente a sus respectivos seleccionadores fue la misma, aunque no con los mismos resultados: Beckenbauer le ganó a Schön en Alemania´74 con todo el apoyo de la plantilla -ver Beckenbauer: segunda parte-; Passarella no pudo él solo con Bilardo y Maradona en México´86.
Ambos centrales siguen formando parte de la privilegiada lista de los mejores zagueros y de los enormes adalides que tuvo la historia del fútbol. Cualquiera que se anime a armar un Dream Team de Todos los Tiempos no dudaría en ponerlos. Eso sí, a la hora de tener que elegir entre ellos dos para nombrar a un capitán, es probable que la pulseada la gane el Kaiser alemán.



CITAS:

-Franz Beckenbauer, primera parte:

Eduardo Galeano, "El fútbol a sol y a sombra", Editorial Siglo XXI de España - 2006, pag 142.

-Franz Beckenbauer, segunda parte:

Raimund Hinko, "Duelos de Oro: Cruyff vs Beckenbauer", Diario Marca, Madrid 2006.

-Daniel Passarella, primera parte:

Roberto Mouzo, El Gráfico 100 x 100, 5/5/2009.
Daniel Passarella a Néstor Rossi, Wikipedia.org
Roberto Perfumo, El Gráfico 100 x 100, 10/3/2008.

-Daniel Passarella, segunda parte:


Declaraciones de Passarella luego del partido con Hungría –Mundial´78-, "Libro oficial del «Ente Autárquico Mundial 1978» del XI Campeonato Mundial de Fútbol", pag 35.
Mario Kempes, "ESPN Perfiles: Cubillas, Uno de los Mejores Jugadores en la Historia del Fútbol (Parte2)" –video publicado en you tube-.

-Daniel Passarella, última parte:

Ariel Borenstein, "Don Julio", Editorial Planeta - 2001, pág. 139 – 143.
Diego Maradona, "Yo soy el Diego de la gente", Editorial Planeta - 2000, pag. 143 –145.

DATOS ESTADÍSTICOS:



ACLARACIÓN: Se ha utilizado la denominación Kaiser, sin acento, para referirse a Beckenbauer, y Káiser, con acento, al hablar de Passarella, en cumplimiento de la regla ortográfica que indica que ambas palabras se escriben de forma diferente en alemán que en castellano.




El Futbolólogo

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