Beckenbauer vs Passarella
DUELO DE KÁISERES

-Passarella: primera parte-




Cada 25 de mayo en la Argentina se conmemora la revolución de 1810, hecho que, casi sin proponérselo, abrió paso a la independencia latinoamericana. Siete años más tarde, en la batalla de Chacabuco, San Martín proclamó la libertad de Chile, primer país de su campaña emancipadora. Pero para nosotros los futboleros, 25 de mayo y Chacabuco significan una fecha y un lugar de nacimiento. En efecto, aquel día de 1953 nació en una localidad llamada así Daniel Alberto Passarella, el “Gran Capitán”. Esta vez era la historia del fútbol la que abría su página de gloria.
Como los próceres, Passarella se formó en los campos de batalla de la zaga central marcando territorio, en sus inicios, para el club Argentino de Chacabuco. Allí fue templándose como líder de la defensa hasta que un día decidió probar suerte en Boca. Como recordara alguna vez Roberto Mouzo, hombre que más veces vistió la camiseta azul y oro: "Un día vino un pibe de mi edad a probarse a La Candela, por 1967. Sacó sus botines y le faltaba un tapón. El pibe se quería morir, no tenía otros. Y en una prueba es fundamental usar los botines propios. “Yo tengo un tapón, tomá”, le dije. El pibe me agradeció, se probó de tres y no quedó (...) Era Passarella. Me enteré hace un par de años".
Enojadísimo, Daniel regresó a sus pagos con la sensación de que nunca iba a debutar en un grande. En esa etapa de su adolescencia su padre lo ayudó a convencerse de que era el mejor en su puesto y de seguir adelante, en tanto que en 1973 firmó contrato con Sarmiento de Junín, equipo de la Primera C, donde marcó 9 goles en 36 partidos. Por aquel entonces, Nestor “Pipo” Rossi, figura legendaria devenida en técnico de River, lo descubrió proyectándose y cerrando con temple por el costado en una de las giras que el club millonario había hecho buscando jóvenes promesas. Al final del partido, se le acercó y le preguntó si se animaba a jugar en River, a lo que Passarella le dijo: “Discúlpeme que le conteste, yo me ánimo a jugar, hay que ver si usted se anima a ponerme”. Al año siguiente, el 28 de julio de 1974, el zurdo Passarella convirtió su primer gol con la casaca de River en la que fuese victoria por 3-2 frente a Argentinos Juniors. Tenía 21 años y el sueño de jugar en primera cumplidos. Sin embargo, aún le quedaba pendiente el tema de pelear por su puesto: el de central izquierdo. El equipo contaba nada menos que con "El Mariscal" Roberto Perfumo -capitán de la selección argentina- como central derecho y no faltó oportunidad en que los dos hombres compartieron la zaga. De aquella experiencia Perfumo todavía tiene un mal recuerdo: “Un líder nato. Conmigo casi nunca estuvo de acuerdo. Tenía 20 años y me decía “Andá a encimar al nueve”. “Andá vos, –le respondía–. Después que jugués dos mundiales me podés decir eso.” Pero igual no iba el hijo de puta. Lo reputeaba y el pendejo aguantaba.”
En 1975, Ángel Labruna asumió como entrenador y trajo de refuerzos a tres defensores: Pablo Comelles, “Perico” Raimondo y Héctor Artico. Otra vez Passarella fue confinado al lateral, puesto que no aceptó de ninguna manera, y sus intervenciones entonces se limitaron a ingresar en los segundos tiempos o a jugar como titular por suspensión o lesión de Artico o Perfumo. Ese año River salió campeón del Nacional y del Metropolitano, después de 18 años, y Daniel acabó siendo titular en los partidos definitorios del campeonato, donde, además de meter 9 goles en 29 encuentros, se encargó de dejarles bien clarito a los rivales que por su sector era inpasable o, mejor dicho, que si pasaba la pelota no pasaba el jugador...
Por suerte para él, a mediados de ese año fue convocado por el seleccionador César Luís Menotti para disputar el torneo Esperanzas de Toulón, en Francia, una especie de Mundial sub 23. Allí fue capitán del equipo que levantó emocionado su primer trofeo.
Pero en su club, el de Chacabuco seguía sin tener el puesto asegurado. En 1976 River realizó una campaña extraordinaria en la Copa Libertadores, llegando a la definición contra el Cruzeiro de Brasil, por lo que de los tres partidos de aquella final solo jugó en uno (victoria en el Monumental por 2-1), en tanto que Cruzeiro ganó los otros dos y se llevó la Libertadores. (Video: http://www.youtube.com/watch?v=0gtew_EsZPM&feature=PlayList&p=47EC812728F395E7&playnext=1&playnext_from=PL&index=19) De esta manera se perdió la oportunidad de disputar la Intercontinental contra el Bayern y de conocer a aquel con quien lo compararían años más tarde: el Kaiser Franz Beckenbauer.
Lo que sigue es la historia conocida del Mundial´78, la epopeya atravesada por la tragedia en un país que festejaba los goles al unisolo; un mundial que ganaron 11 tipos abstraídos de todo y motivados únicamente por el inmaculado sueño del pibe. Argentina hizo épica en la cancha y Passarella, que ya forjaba su propia leyenda, demostró ser el mejor en su puesto como se lo había dicho su padre diez años antes.

continuará...




El futbolólogo