UEFA Champions League
FINALES MORBOSAS 

Ya hay cuatro semifinalistas que se matarán a doble jornada por un pasaje a Lisboa para el próximo 24 de mayo. Real Madrid y Bayern por un lado; Atlético de Madrid y Chelsea por otro. Los cuatro equipos, muy distintos entre sí por cierto, nos abren un abanico de finales llenas de perversidad. Aquí revelaré las cuatro posibles combinaciones. Habrá culebrones, sangre y mucha humillación para el perdedor:


Atlético de Madrid- Real Madrid:
Grado de morbosidad: 83%
Aunque se trate de una final de Champions no deja de ser un duelo doméstico, el de una ciudad, Madrid. Además sería la segunda vez que dos clubes españoles definieran la competición, después de aquel Valencia-Real Madrid de la temporada 99/2000, lo que no crearía gran expectación en el resto de los países. A esto hay que apuntar que el odio recíproco no es tan fuerte como parece: los merengues miran a sus vecinos desde arriba, con el orgullo que les da una insuperable colección de títulos, en tanto que los atléticos se sienten dueños del crédito moral de haber ganado los suyos sin la ayuda de nadie. En cuanto a los últimos enfrentamientos, éstos tampoco generan gran ansiedad. Una victoria del Atlético en el Bernabeu y un empate de local por la Liga fueron asimilados por el Real Madrid con una goleada 5-0 a doble partido por las semifinales de la Copa del Rey. Por ende, las expectativas hay que buscarlas afuera de este círculo cerrado. Allí es donde la imparcialidad puede volcarse a favor del equipo del Cholo por la sencilla razón de que todos queremos ver a David matando a Goliat. Una victoria del Atlético de Madrid en una final de Champions sería histórica y rebanaría a hachazos el sueño merengue de “la décima” ¡Eso sí que es morbo!


Real Madrid-Chelsea
Grado de morbosidad: 93%
En esta final juega el factor Mourinho, lo que supone siempre subirle grados a la caldera. Hasta el año pasado el portugués había conducido al equipo blanco, del que se fue rajando, y hace poco salió en The Times diciendo que sus ex dirigidos eran unos traidores. De él salió la idea de colgar a Casillas en la Liga (al que consideraba un topo). Además, tanto Mourinho como el actual entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti, tienen dos Champions cada uno, lo que significa que el que la gane será el primer DT tricampeón de la historia. Pero aparte de este duelo puramente profesional, Mou ve a Carletto como una rata que se come las migas que él va dejando por ahí. Cuando salió del Chelsea el italiano le siguió en el puesto (después de algunos técnicos, hay que decirlo) y ahora ocupa el mismo banco que él dejó vacío en el equipo blanco. El odio de Mou a Ancelotti solo se compara con el que le tiene a Rafa Benítez (y solo es superado por el que le tiene a Guardiola). Más que un Real Madrid-Chelsea esto sería un "Mourinho vs. Los traidores de Carletto”. Lindo nombre para una final ¿no lo creen?


Chelsea-Bayern de Múnich
Grado de morbosidad: 96%

Desde que Mourinho intentó ser entrenador del Barcelona en 2008 y no pudo, consagró su vida a hundir a Guardiola. Tanto es así que cuando eliminó al conjunto blaugrana con el Inter en la semifinal de la Champions 2009/2010, tuvieron que prender los aspersores de agua para echarlo del campo, adonde al portugués saltó enloquecido para provocar a la grada. Luego, cuando se convirtió en entrenador del Real Madrid, hizo todo lo posible por destruir al eterno rival. Y justo cuando Pep se fue al Bayern escapando de él (por si no lo saben, a Mourinho le preguntaron en Alemania si trabajaría alguna vez allí y contestó que no por el idioma)... ¡No va el Chelsea y gana la UEFA! ¡Y el Bayern la Champions! ¡Y OTRA VEZ DUELO PEP-MOU POR LA SUPERCOPA DE EUROPA 2013-14! Ese partido lo acabó ganando el Bayern por penales y Mourinho se cagó en todo. Pero como sabrán, el máximo título europeo de clubes es la Champions League y el que la gane tendrá tres en su currículum (uff... eso sería demasiado para el otro). Contemos además con que en el Chelsea juega Samuel Etóo, otro que tuvo sus cuentas pendientes con Guardiola en el Barcelona. Tanto él como su actual entrenador se desquitaron con el Inter ganando la semifinal que ya nombré. Pero el espíritu de venganza de uno y de otro es insaciable, por lo que esta guerra no se acabará hasta que alguno de los tres se retire del fútbol.


Bayern de Múnich-Atlético de Madrid
Grado de morbosidad: ¡99%!
"La venganza es un plato que se sirve mejor frío" dice el viejo proverbio Klingon. Tal vez muchos no sepan que esta misma final se jugó hacen ya cuarenta años. En aquella edición de 1974 el torneo se llamaba Copa de Europa y tanto uno como otro club accedían al partido consagratorio por primera vez en su historia. El mismo se disputó en el estadio de Heysel, en Bruselas. Los dirigidos del Toto Lorenzo y los capitaneados por Beckenbauer no consiguieron marcar durante los noventa reglamentarios y hubo que jugar la prórroga. Luís Aragonés metió el 1-0 a seis minutos del final y el corazón colchonero se desbordó. Fue entonces cuando el arquero Pepe Reina, padre del actual seleccionado español, tuvo la mala idea de regalarle sus guantes a un fotógrafo del diario Marca que estaba detrás del arco. Ni él ni nadie se hubieran esperado que en el 120´ un central que jamás pateaba al arco, Georg Schwarzenbeck, metiera el gol del empate desde casi media cancha. En ese entonces no había penales y el desempate se jugó dos días después. Allí ganaron los bávaros por 4-0 y levantaron la primera de sus tres Copas de Europa consecutivas. Desde entonces el Atlético no volvió más a jugar una final y sueña con vengarse de ese tipo de nombre raro que desde hace cuatro décadas se ríe en sus pesadillas .


El Futbolólogo
LA REVOLUCION 
ATLETICA DEL CHOLO SIMEONE


¡Qué conste en actas! No empecé a escribir esta columna solo porque el Atlético de Madrid está en semifinales de Champions. No, no, no, no… La había empezado hace mucho y hoy la pude terminar.

La llegada de Simeone al Calderón no podía augurar otra cosa que el éxito. Primero la UEFA y la Supercopa de Europa (2012) y después la Copa del Rey (2013). Para una hinchada conformista, feliz por el solo hecho de ser del Aleti, el arribo de un ícono del club al banco fue ya de por sí una bendición. Amado como nadie por la mejor afición de Madrid, el Cholo trajo en la maleta el recuerdo imborrable de aquellos partidos jugados al filo del reglamento y los sueños para creer. Tener a once Simeones en el equipo era lo que pedía la grada. Pero: ¿Quién podía contagiar ese espíritu si no era su mismísimo creador? Ahora es cuando el Futbolólogo se las tiene que arreglar para comunicar lo que el fútbol no sabe decir con palabras.

Hace años escribí una columna: “Miércoles 27 de Mayo de 2009: Día de la Revolución Blaugrana”. En ese entonces hablé del Barcelona de Guardiola, equipo que para muchos fue el mejor de la historia. El de San Pedor había llegado de la nada, sin experiencia dirigiendo en primera, y ganó seis títulos de seis ¿Cómo se entiende? Supongamos que queramos atribuirlo todo al factor Messi, el mismo jugador que ganó todos los Balones de Oro que hubo en disputa mientras Pep lo dirigió. Pues no, hubo más. Y mucho.

Lo que tuvo aquel equipo del Barcelona fue una fuerza descomunal, solamente entendible por la suma de hechos extradeportivos que intervinieron. Guardiola nació en Cataluña, región que históricamente buscó separarse de España. El Barça es vínculo y vehículo de ese sentimiento, por eso se dice que es Más que un club. La expresión deportiva del catalanismo es su fútbol exquisito, un modelo importado de Holanda, país que fue el primero en independizarse del Imperio español. El gurú del modelo fue Johan Cruyff, holandés, ex jugador y entrenador del club. Con él los azulgrana ganaron la primera Champions League de su historia, con Cruyff en el banco y con Guardiola en el campo. Dieciséis años después un presidente catalanista llamado Joan Laporta (que usó su mandato como trampolín hacia la Generalitat) y cruyffista de alma, contrató a Guardiola como técnico del primer equipo y los planetas se alinearon.

Todo esto puede parecer una falacia, pero no, el fútbol tiene mucho más de mística que de lógica. En el campo de la psicología, por ejemplo, esto es más fácil de explicar. Las llamadas Constelaciones Familiares, teoría de Her Bert Hellinger, me sirven de hipótesis. Según explican, a veces solo hace falta que una de las piezas del grupo se coloque en el sitio adecuado para que las demás se recoloquen y así crear una energía armónica y potente llamada amor. La llegada de Guardiola al Barcelona, como la de Simeone al Atlético, podría compararse con la aparición de la última pieza de un puzle. Con ellos el todo se completó y solo quedó meterle para adelante con la idea futbolística que representaba a la comunidad.

Toda la vida se dijo que el Atlético juega al contragolpe, método de equipos pobres en estrellas: “El esfuerzo no se negocia” fue el primer lema del Cholo, y ahí lo tienen, en semifinales de Champions y primeros en la Liga. A falta de arquitectos, buenos son los obreros. Otra contra del club fue su falta de liquidez para fichar figuras. Sin embargo, la dirigencia siempre tuvo buen ojo para rentabilizar las contrataciones: Hugo Sánchez, Paulo Futre, el Kun Agüero, Diego Forlán, Radamel Falcao… ¡Cuantos grandes jugadores vistieron esa camiseta! A todos ellos les queda el tesoro de haberle dedicado un gol a la gradería del Calderón. Es que es tan linda la hinchada del Atlético de Madrid que si no fuera de Boca sería colchonero, se los juro. Son como el Liverpool: nunca te dejan solo. Ganes o pierdas están ahí, animándote, como un perro fiel que mueve la cola aunque le pegues. Hoy su estrella se llama Diego Costa, un pibe que llegó del Sporting de Braga y que ahora no tiene precio.

El punto álgido de esta historia se dio en la fecha número 22 de la Liga, cuando el Barcelona perdió en Valencia y el Real Madrid empató con el Athletic de Bilbao. Los de Simeone tenían la posibilidad de quedarse solos arriba ¡después de 18 años! Pocos días antes había fallecido Luís Aragonés, una leyenda del club, ex entrenador de La Roja. España estaba de luto y los Atléticos querían dedicarle un triunfo ante la Real Sociedad. El Calderón estallaba. Diego Costa, quién sino, abrió el marcador y luego Villa metió el segundo. En el complemento, con la hinchada gritando el nombre de Luís Aragonés, Miranda cabeceó un córner a la red. Esa noche estaba siguiendo el partido por radio. Quería llorar. El 4 a 0 vino tras un botinazo de Diego Rivas, ex jugador del club que había estado cedido por el Wolfsburgo un año y que al regresar a Alemania hizo todo lo posible para volver al equipo de sus amores.

Simeone les dio a los humildes una razón para creer. En una Liga que parecía la de Escocia, con solos dos clubes disputándosela, los rojiblancos entraron a pelear y van ganado. Esta noche quedó atrás el Barcelona y mañana puede ser el Madrid, el Chelsea o el Bayern, nunca se sabe. Lo cierto es que si llegan a la final de la Champions la ganarán, así de claro. Porque todas las piezas están en su sitio, sino nadie podría entender de dónde salió este equipo.     


El Futbolólogo