Liga de Campeones
EL BARÇA TIENE QUE CAMBIAR EL CHIP
 


Ya terminó el Milan-Barça que acabó ganando el cuadro rossonero por 2 tantos contra 0. Los de Allegri trabajaron una victoria meritoria, plantearon el partido que querían y les salió todo bien. Los locales recibieron a la visita con un sistema defensivo muy bien aceitado y los de Jordi Roura (entrenador alterno hasta el regreso de Tito Vilanova de los Estados Unidos) no pudieron contra la muralla. El Barça debe remontar ahora en el Camp Nou ante un equipo que arribará con la lección bien aprendida.

Al Barcelona nunca le ha ido bien en las remontadas (nobleza obliga). Ni contra el Inter de Mourinho ni contra el Chelsea en la última semifinal de Champions el cuadro blaugrana hizo épica. Es una materia pendiente para este equipo hacerle frente a los rivales que se saben cerrar atrás y salir de contra. El Celtic escocés, en la fase de grupos de la corriente edición, fue otro de los rivales que sacó petróleo jugando de esa manera (victoria por 2-1). Es cierto que en aquella oportunidad el Barcelona arribó con una defensa muleta: Dani Alves, Marc Bartra, Mascherano y Jordi Alba (los dos centrales suplentes). Sin embargo, esto no justifica el abuso de toque corto en partidos donde la profundidad es necesaria, como en este último contra el Milan en San Siro.
 
El Milan jugó con Abbiati en el arco; Abate, Zapata, Mexés y Constant atrás; Ambrosini, Montolivo y Muntari; Boateng, Pazzini y El Sharaawi. Barcelona se presentó con Víctor Valdés en la meta; Dani Alves, Piqué, Puyol y Jordi Alba; Busquets, Xavi, Fábregas e Iniesta; Messi y Pedro. Un 4-4-2, con Busquets como refuerzo de la defensa (como tiene que ser cuando se juega de visitante), Iniesta más abierto hacia la izquierda y los dos laterales reforzando el ataque. Mexés, el líbero milanista, fue el encargado de vigilar a Messi, saliendo desde su posición de central a cortar cada vez que el argentino encaraba de frente al arco. El mediocampo de los italianos no era un derroche técnico, sino más bien un batallón de brega, con la excepción de Montolivo, el más fino de los tres. Boateng, como Iniesta, en el papel de falso mediapunta, Pazzini llendo a buscar al área y El Shaarawi bien abierto por la izquierda, fueron el trío veloz con el que Allegri preparó la contra. El egipcio nacionalizado italiano fue un derroche de garra. Se corrió todo y hasta mereció un gol llegando por sorpresa tras un centro de Boateng durante el primer tiempo. Milan esperó, defendió con la mayoría de sus elementos detrás de la pelota cada vez que atacaba el Barcelona (aquí también El Shaarawi merece una mención por su entrega persiguiendo a Dani Alvez y a Pedro). El Barça tocó y tocó, fiel a su estilo, durante los noventa minutos sin conseguir el gol de la esperanza.


Pero ¿Por qué el Barcelona acabó con la soga al cuello si tuvo una posesión del balón varias veces superior a la del cuadro local? Desde mi punto de vista, por una falta de lectura del partido. No está nada mal defender el estilo propio en cualquier cancha. La alineación inicial estaba bien, incluso el cambio de Alexis Sánchez por Fábregas fue acertado, porque el Milan no quería jugar y al Barça le sobraba un mediocampista. Con tres delanteros las opciones de descontar eran mayores. Pero faltó profundidad. Nadie hizo otra cosa que no sea lo del libreto. A veces hace falta cometer una locura, como aquella de Touré Yaya ante el Athletic de Bilbao en la final de Copa del Rey de 2008-2009. Con el equipo vasco cerrado, ganando por 1-0 tras un córner bien cabeceado por Tokero, Touré, que jugó de zaguero central en Mestalla aquella noche, salió de su posición, pidió un balón y tras gambetear a tres rivales en la mediacancha, disparó un bombazo al palo izquierdo del arquero. Con esa patriada el marfileño devolvió a los de Pep al partido y más tarde sus compañeros marcarían tres goles que le darían al club el título, el primero de los seis conseguidos en una misma temporada:


 
 

La verdad es que a veces el Barcelona me cansa. Contra los equipos chicos se la pasa jugando al gato y al ratón (¿acaso no hay algo más aburrido que una pelea donde uno de los contrincantes vapulea al otro sin noquearlo?). La otra versión es la de esta noche, la de un equipo impotente que se ahoga en su propio juego, que no sabe hacer otra cosa que tocar mil veces antes de patear. Yayá Toure no está más en el Barcelona, pero otros jugadores pueden tomar la posta. Piqué puede desprenderse de su posición (o Mascherano si juega) y tirar un zapallo siguiendo la ley de que "nadie marca al líbero". Además, el club tiene dinero de sobra como para comprar un 9, un "Palermo" que salque a los muchachos del pozo cuando las cosas no salen bien. Desde que tengo uso de razón que me gustan los equipos con estilo, pero también criterio. Esta noche el Milan lo tuvo de sobra y se quedó con medio pase a los cuartos de final.

 El Futbolólogo 
Los chicos de Sabella
HABLEMOS DE ROMERO


Antes de comenzar este post, cuyo tema será el arquero de la Sampdoria y de la selección argentina Sergio Romero, quisiera aclarar dos cosas:
 
Primero, que hace poco vi en Youtube un video del programa Punto Pelota donde el portero español César Sánchez Domínguez, ex del Real Madrid, Valencia y actual del Villarreal, le reclamó al periodista Tomás Roncero una crítica muy dura recibida cuando él era suplente de Iker Casillas. Concretamente, lo que Roncero dijo en su momento fue que César debía marcharse del club, ya que no tenía chances de jugar, y por ello el guardameta aprovechó la oportunidad para descargarse, aduciendo que entonces el periodista no pensó que detrás de él había una familia y unos amigos que sufrieron esos ataques injustos (por si quieren ver la cara que se le puso Roncero les paso el linck:http://www.youtube.com/watch?v=VUIemu66fpk).

Esto me puso en situación ahora que voy criticar a un arquero, justo el de nuestro equipo nacional. Y pienso que detrás de Romero también hay gente que lo quiere y que creerá injusto que un don nadie se meta con él. Sé bien que podría escudarme en el poco alcance que tiene mi blog, un espacio para despuntar el vicio dedicado a familiares, amigos y a unos pocos seguidores extra. Pero hace unos años me pasó algo raro. Critiqué a un tal Daniel Vila y recibí un comentario de él o de alguien que (no sabría decir porqué) se hiso pasar por él. Por si acaso lo quieren leer está en el post titulado: "Opinión ¿Maradona tiene que irse?". Esto era lo segundo que quería decir, que cuando uno larga cosas en la web no sabe hasta qué pantalla pueden llegar.

Siempre he dicho que para mí el arco es el punto más bajo de la selección. También que Romero es joven y que tiene un futuro enorme. El haber visto a muchos arqueros me ayudó a percibir que la mayoría de ellos se templa entre los veintiocho y veintinueve años de edad. Recuerdo que Menotti dijo una vez, cuando dirigió a River, que a su tercer arquero José Miguel: “solo le falta que le metan 300 goles, de los cuales 100 sean tontos”, con lo cual reconocía que el puesto necesita tiempo y experiencia. Miguel por aquel entonces (1989) venía del semillero y tenía solo veinte años.

También me animo a decir que el arquero es el jugador más importante del equipo porque lleva una carga psicológica cien veces mayor que la de sus compañeros. Siempre, la cague o no, tiene que estar entero. Un jugador puede pifiar un despeje, un pase y hasta errar un gol, pero puede recomponer esa situación. En cambio el error del arquero es irreparable, lo expone totalmente (porque los compañeros lo dejan solo) y por más que ataje mil pelotas, el gol ya se lo comió. Esto hace que necesite de una fuerza mental enorme para no venirse abajo. A ello hay que agregar que el guardameta compite con otro colega por un solo puesto y si no entra para atajar directamente no juega, no puede ser reubicado. Incluso hasta un jugador de campo puede tomar los guantes en caso de emergencia, siendo él el primer sacrificado. Por ende, con toda la presión que conlleva el puesto, un arquero que no genera confianza se autodestruye y merma el ánimo de sus socios en el equipo. Recién a partir de los veintiocho años, creo yo, su voz se hace notar, es mayor que algunos de sus compañeros y los puede cagar a pedos. Solo aquel que sea un prodigio técnico (como Iker Casillas, por ejemplo) puede imponer su voz desde joven. Pero todos sabemos que Sergio Romero no es un prodigio técnico. Apenas si es un arquero aceptable.

Bancks 1966
Buffon 2006
Todos los grandes equipos han tenido grandes arqueros. El Independiente Rey de Copas tenía a Santoro; el Boca de Lorenzo a Gatti y el de Bianchi a Óscar Córdoba y al Pato Abbondanzieri. El River de Veira (para mí mejor que el de Ramón) tenía al gran Neri Pumpido de titular y a Goycochea de suplente ¡qué arqueros! Las selecciones nacionales también los tuvieron: la Alemania de Maier, la Italia de Zoff y Buffon, la Inglaterra de Bancks (después de él no levantaron más una copa), la España de Iker... Todos ellos tenían más de veintiocho años cuando alzaron sus trofeos, con excepción de Santoro, que tenía veintidós cuando ganó su primera Libertadores. 


Chiquito Romero ha cumplido hace poco los veintiséis años. Es titular de la Samp desde que arribó y de la selección mayor desde la era Maradona, o sea, hacen ya casi cinco años. Cómo llegó a la selección es muy sencillo: después de la Copa América de 2007 el Pato Abbondanzieri colgó los guantes y la vacante quedó para sus suplentes Orión y Carrizo. Pero ni estos dos ni los dos suplentes de Alemania 2006, Leo Franco y Oscar Ustari, anduvieron bien. De los cuatro Ustari era el que estaba mejor, pero las lesiones le impidieron tener continuidad. Al final Carrizo tuvo algunos partidos (el 1-6 contra Bolivia, por ejemplo) hasta que finalmente Romero se quedó con el puesto. Chiquito había sido campeón mundial juvenil con la sub-20 en 2007 (y elegido en el once ideal) y con la sub-23, de la mano de Batista, en los JJOO de 2008. Cuando a Maradona lo fueron después del Mundial de Sudáfrica, donde Romero fue titular, el Checho fue el técnico y Chiquito quedó.

Sin embargo, su continuidad no me da garantías. Cinco años atajando en la selección son muchos y ya debería ser hora de estar conforme con sus actuaciones. Por el contrario, no lo estoy. El arquero de la selección tiene que brindar seguridad al equipo. Hoy cuando los rivales atacan a Argentina uno no tiene esa sensación y hay muchas situaciones en las que el guardameta falla por su falta de anticipación. En el amistoso ante Suecia, por ejemplo, Romero fue protagonista en los dos goles del adversario: no salió a cortar en el córner que finalmente cabeceó Jonas Olsson, dándole el 1-1 al rival. Más bien se quedó en la línea, esperando el remate. Un sueco grandote (perdón pero no recuerdo el nombre) se paró delante de él marcado por Mascherano, pero no alcanzó a hacerle pantalla. Es más, el sueco ni se movió del área chica. En el segundo gol, por suerte el del descuento, Elm lo batió de tiro libre con un buen disparo que iba para su lado. Chiquito no reaccionó, ni siquiera voló. Se lo vio pesado.

Esto me genera algunas dudas. Por un lado, el bajo rendimiento de Romero elevó el de Fede Fernández y el de Ezequiel Garay ¿Será un tema de comunicación entre los tres? ¿Será que los centrales prefieren que el arquero no salga para que no de rebotes, otro de sus defectos? No sé. Es cierto que Argentina tuvo un gran déficit en el sector derecho de la defensa, por donde se colaron la mayor parte de los centros al área. Romero solo cortó uno ¡en el minuto 70! Hermosa salida, eso sí. Pero hace falta que alguien ordene desde esa posición, sea él o sea un central. Después de lo visto en el nombrado minuto 70, creo que Romero tiene que empezar a mostrar más personalidad. Sabella apostó por dos zagueros jóvenes, les dio continuidad y hoy  le están devolviendo con creces el crédito. Chiquito debería tomar el ejemplo de Garay y de Fernández, titulares indiscutibles, y sacarse los miedos ¡aparecer!

Dicho lo dicho, me quedan dos opciones. La primera, proponer un sustituto: Willy Caballero, arquero del Málaga, equipo que le debe a él gran parte de su presente. Los de Pellegrini son la gran revelación de la Liga española (una de las más fuertes del mundo) y de la Champions League. Cristiano, Messi, Falcao, entre otros, conocen el poder de las manos del entrerriano. Willy achica bien, cubre los ángulos, despeja con los pies (a aprender Romero) y es seguro en el juego aéreo. Tiene 32 años, la misma edad que Iker Casillas, el actual mejor portero del mundo, y el carácter suficiente para ser titular de un equipo con un vestuario fuerte, de nombres como el de Kameni, Toulalán, la Tota Lugano, Martín Demichelis, Julio Baptista, Saviola, Joaquín, Roque Santa Cruz... Un equipo con diez jugadores que superan los 30 años y otros diez con más de veinticinco. Les pongo a continuación un video para que lo conozcan:  


A diferencia de Caballero, Romero tuvo, además, errores gruesos en su club. Pero para que este comentario no quede en la subjetividad he recurrido a una fuente de peso: la puntuación del Olé. En el diario deportivo se pueden leer las calificaciones del guardapalos de la era Sabella a partir del amistoso con Suiza, jugado el 29 de febrero del año pasado. En ese partido, Romero recibió 6 puntos, otros 7 ante Ecuador, 4 en el amistoso con Brasil, 7 ante Alemania (también amistoso), 6,6 con Paraguay, 6 contra Uruguay, 7,5 ante Chile (su mejor calificación) y 4 en el nombrado partido con los suecos. Total: 6 puntos de promedio. Como contra Perú por las eliminatorias y en el amistoso ante Arabia Saudí no fue calificado, le daré generosamente 7 puntos por partido, llegando a un 6,5 de media.

¿Es esta una calificación adecuada para el guardavalla nacional? La segunda opción será esperar. Como dije antes, Sabella apostó por dos centrales nuevos, Garay y Fede Fernández, y la jugada le salió bien. Ahora habrá que ver si el tiempo le da la razón otra vez al entrenador. Ojalá que Chiquito me pueda demostrar que estoy equivocado...



El Futbolólogo