Gracias Pep

 

El pasado 27 de abril el FC Barcelona anunció en conferencia de prensa la noticia de que el entrenador del primer equipo, Josep Guardiola, no renovaría su contrato. Con él se va un pedazo grande del último gran equipo de la historia.

Cuando era niño recuerdo haber leído una nota de la revista El Gráfico en la que el genial Julio César Pasquato, más conocido como Juvenal, escribía sobre sistemas que habían revolucionado este deporte. Su sagaz análisis llegaba hasta los tiempos del 3-5-2 patentado por Carlos Bilardo. Ese ejemplar me marcó para toda la vida. Desde entonces comencé a ver el fútbol como una pizarra, llena de complejos esquemas que subyacían en la belleza del juego. En estos días pienso qué hubiera escrito Don Juvenal si hubiera podido ver a este Barcelona de Guardiola, qué nombre le hubiera puesto a esta innovadora forma de jugar.

Para los argentinos, que vivimos entre dos ideas antagónicas llamadas menottismo y bilardismo, Pep Guardiola nos abrió los ojos para ver que se puede jugar bien ganando. Como el Flaco campeón del 78, el de Sampedor también tenía retórica de sobra para agrandar a sus equipos, para elevar el espíritu de sus jugadores poniéndoles en claro que el camino hacia el éxito era ser uno mismos y salir a la cancha siempre a ganar, respetando el juego por sobre todas las cosas ¿Acaso Menotti no dijo que “el gol debía ser un pase a la red”? ¿Acaso Guardiola no llegó a manifestar que “soñaba con un gol que no incluyera gambetas”?

Del Narigón Pep heredó sus manías, la obsesión por los detalles, el jugar sin dar la más mínima ventaja. Conocía a todos los jugadores del Inter, del Milan, el Chelsea, Manchester United, Bayern, Shakhtar Donetsk, Rubín Kazan, Viktoria Plzen, BATE Borisov… sus jugadores, cómo se paraban sus equipos, cuál era su fuerte y sus debilidades. No utilizó el 3-5-2 con líberos y stoppers como Bilardo, pero sí utilizó la defensa de tres centrales en la última temporada (y algunas veces de urgencia en las anteriores) quizás como factor motivacional para un equipo invencible jugando 4-3-3. Porque, por si no lo sabían, Guardiola debutó como técnico de primera con 37 años en la temporada 2008/2009 y ganó Liga, Copa del Rey, Champions, Supercopa de España, Supercopa de Europa, Mundial de clubes ¡todos los títulos en el primer año! un récord único y prácticamente imposible de repetir. Decía Bilardo: “nadie recuerda quién vino a América después de Colón, solo se recuerda al primero”. Suena suavecito al lado del: “si perdéis seréis los mejores; si ganáis seréis eternos” de Pep.

Pero ¿cómo se motiva a un equipo después de ganarlo todo? Es cierto que en la siguiente temporada (2009/2010) obtuvieron otra Liga y otra Supercopa de España; que en la 2010/2011 casi sacan un segundo pleno si no fuera porque fueron subcampeones de la Copa del Rey, que se llevó el Real Madrid. Pero en la última no se pudo revalidar nada. La Liga será para el eterno rival y en Champions sucumbieron ante el Chelsea el pasado 24 de abril por un global de 3-2 a favor de los ingleses. Hay una final de Copa del Rey por disputarse pero algunos jugadores ya acusaron el aburguesamiento. Muchos son jóvenes que también ganaron el Mundial de Sudáfrica con España, una selección que llevaba el tiki-taka como sello distintivo del Barcelona.

La despedida de Pep Guardiola no será eterna. Él sabe que tiene un cheque en blanco en cualquier equipo que sea. Los grandes de Europa y las selecciones del mundo entero mueren por tenerlo en su banca. Solo él hace jugar bien a los mejores haciéndolos jugar en equipo. Messi es el claro ejemplo, un número uno que pocas veces revalida sus dotes en la selección de un país que tiene materia prima de sobra como para rodearlo bien, pero que no consigue frotar la lámpara del mismo modo que lo hizo el catalán. Quizás el secreto de Guardiola lo haya dicho Zubizarreta en la rueda de prensa de su despedida: “Pep ha hecho que los valores sean acciones”.

El Futbolólogo