ESPAÑA NO ES ESPAÑA
Cuando tenía 22 años leí una cita de Johan Cruyff que decía así: “Un Mundial es un Mundial. Esta frase se convirtió en una obsesión en los primeros meses del 74. Yo jugaba en Barcelona y estábamos muy cerca de ganar
Eso pensé en aquel entonces, pero Cruyff sabía algo que yo desconocía. Para los catalanes
Hablo de Catalunya porque es en donde vivo y lo que más conozco, pero en mi estancia en “España” también fui a visitar a un amigo que vivía en País Vasco ¿Les suena? Sí, ya me lo imaginaba. País Vasco es donde hace base la organización terrorista ETA. Pero País Vasco, que en vasco no es “País Vasco” sino “Euskadi”, es mucho más que eso. Tiene una historia y un idioma propio, el euskera, cuyas raíces filológicas son desconocidas. Otra de las particularidades de este país es que su club insignia, el Athletic de Bilbao, no compra jugadores de otros clubes sino que ficha solamente hombres “del país”. Esto hace que el club tenga una identidad propia y que no dependa de nadie ni en el triunfo ni en la derrota. Así como nombré a Catalunya y a Euskadi, Galicia y Valencia también tienen idioma e identidades propias y hasta ahí llega mi humilde conocimiento sobre los otros “países” españoles.
Ahora bien ¿qué es España entonces? Si yo fuera un antropólogo (que no soy), diría que hay una España vista desde adentro y otra desde afuera. Desde adentro es un país dividido o muchos países en uno, con gente que prefiere ser transparente y sincera, antes que mutante y diplomática, y gustosa de las reuniones aunque poco de las uniones. Desde afuera es un país con una cultura riquísima y brutal, donde una guitarra suena como una corrida de toros y donde son tradicionales las celebraciones religiosas y las juergas descomunales y continuadas. A estas alturas, el lector se preguntará: “¿Y esto qué tiene que ver con el Mundial?”. Muchísimo.
En un país de tales características y en donde no se busca la razón de los fracasos sino quién es el culpable de los mismos –acervo que se manifiesta por igual tanto en los “españoles” como en los “no españoles”–, los ánimos andan entre el cielo y el infierno en un Mundial. España es un país que se unió bajo el yugo de sus tiranos, un Estado que es pero que no es, una selección de fútbol a la que arriban jugadores de todas las comarcas hablando dos idiomas, el nativo y el castellano, y sintiendo el fútbol de distinta manera. A los madrileños, por ejemplo, les interesa más ganar por goleada que a los vascos, que si no muestran hombría en la cancha prefieren perder, lo mismo que los catalanes, gustosos de diferenciarse de sus colegas jugando mejor fútbol que ellos. Igualmente, siempre que España arriba a un mundial lo hace como futura campeona. Tanto en la previa de Alemania 2006 como ahora, una parte del periodismo, el más sensacionalista y “españolista”, se encargó de agitar la bandera del triunfo y de sepultar toda opinión contraria apelando a silogismos aristotélicos como el siguiente: Si España es segunda en el ranking FIFA y Suiza vigésimo cuarta, España, por lógica, le ganará a Suiza. No les interesa hablar de cómo juegan los otros. Eso es filosofía de otra tierra para ellos.
¿Y qué pasa con el otro sector del periodismo, el llamado “no españolista”? Son iguales pero más moderados. Esperan a que un jugador del Real Madrid, del Sevilla o de cualquier otro club “español” cometa un error (¿hace falta decir Casillas?) y que un jugador de su club sea el adalid de la salvación. Si no me creen, presten atención esto: El pasado 10 de junio de 2010, un periodista de Noticias Cuatro, acreditada cadena de este país, le preguntó al ex presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, si “le gustaría que España ganase el Mundial” ¿Saben lo qué contestó Laporta?: –“Claro que me gustaría que los jugadores del Barça ganen”– (¿?).
Que una España y la otra estén peleadas probablemente no sea del conocimiento de todo el mundo. Pero haciendo un análisis más exhaustivo y táctico, hay otros problemas en esta selección de Del Bosque. Uno de ellos sería la primacía de dos filosofías que corresponden a los actuales gurúes de este juego: José Mourinho y Josep Guardiola. Tanto el portugués como el catalán se formaron en el FC Barcelona. El primero como ayudante de Louis Van Gaal, estudiando con lupa a todos los rivales del Barça a finales de los 90 y enviándole informes detallados a su superior holandés. Guardiola, por el contrario, es un romántico formado en
De esa derrota la selección española se repuso en el segundo partido contra Honduras. Allí apareció “
El Futbolólogo
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