Pep y Mou
DOS CEREBROS AL SERVICIO DE UN CLÁSICO
Este lunes 29 de noviembre se jugará el clásico número 82 de la Liga española en el Camp Nou de Barcelona. Allí se medirán el Real Madrid y el local a las 21:00 horas de España. Las razones del cambio de fecha corresponden a las elecciones parlamentarias de Cataluña que se llevarán a cabo el próximo domingo 28 en esa comunidad autónoma. El de la ciudad condal será el segundo Superclásico del año que se juegue en un día de semana. El otro fue el River-Boca del pasado martes 16, aplazado por el luto que conmemoró la muerte del ex presidente argentino Néstor Kirchner. Independientemente de que el guardameta Víctor Valdés dijera que: “jugar un Barza–Madrid un lunes es descafeinado”, la expectativa mundial para este partido sigue siendo enorme.
¿Por qué? Porque si bien el Real es el equipo con mayor cantidad de ligas en ese país (31 sobre 20 de su oponente), el Barcelona le lleva la delantera en el clásico español con 48 victorias sobre 18 de los merengues (16 partidos acabaron en empate). Además, para los madridistas pesa muchísimo el dato de que los últimos cuatro enfrentamientos hayan sido todas victorias culés: 2-0 en el Camp Nou por la liga 2008/2009, 6-2 en el Bernabeu (partido de vuelta), 1-0 en el Camp Nou por la ida del campeonato 2009/2010 y 2-0 el pasado 10 de abril en la capital. Traducido a otro idioma, desde que Josep Guardiola está al frente del equipo el Barcelona no sabe lo que es perder un partido contra la escuadra blanca. Pero este Real Madrid de Mourinho no tiene nada que ver con el que otrora condujesen Juande Ramos o Manuel Pellegrini, responsables de las últimas derrotas. El “Mou-team” lleva consigo los cuatro elementos del triunfo: una base sólida tácticamente, los mejores ejecutantes puesto x puesto, el espíritu de sacrificio y la mentalidad ganadora de cada uno de sus hombres, además del temple indestructible del propio DT, capaz de meter cambios, ya sean para dar vuelta o para defender un resultado, sin importarle lo que piensen sus jugadores o la grada de él. Los madridistas le tienen tanta confianza al portugués como respeto y admiración le profesan a los jugadores de Pep.
En el último clásico Guardiola dejó en claro que no es hombre de encasillarse en planteos tradicionales como el 4–4–2 o el 4–3–3. Con un 3–3–2–2 sorprendió al Bernabeu y aún más al chileno Manuel Pellegrini, quien de yapa no contaba con Kaká entre sus once estelares. Puyol, Piqué y Milito cumplieron el papel de centrales; Dani Alves y Maxwell el de laterales. Entre medio de estos dos últimos, Sergio Busquets organizó la salida desde abajo como un mediocentro replegado, mientras que Xavi y Keita crearon juego delante de la línea de sus seis compañeros. Messi y Pedro, como de costumbre, explotaron toda su astucia, velocidad y acierto, jugando despreocupados de la presión en la línea alta y concentrados solamente en el arco rival. Aclaro que este planteo de Pep se realizó en vistas de un match de visitante, en un campo hostil como es el Santiago Bernabeu. La idea de juntar a Dani Alves con los volantes fue producto del alto rendimiento que tuvo el brasileño en esa posición cuando Dunga lo hizo jugar por delante de Maicon en el Mundial 2010. Messi y Pedro marcaron un gol cada uno y a mitad del segundo tiempo, Iniesta y Rafa Márquez hicieron su entrada para mantener el 2-0.
Las posibilidades de que se repita este sistema no son pocas. En ese caso, la sustitución de Abidal por Milito (baja por lesión en el bíceps femoral) podría ser una de las variantes. Pero teniendo en cuenta que el Barça juega de local se asume que tomará más riesgos que en su último clásico. Esto acrecienta de momento las posibilidades del cuadro blanco, que arribará con el once de memoria bajo la normativa 4–2–3–1. A diferencia de su anterior versión, este nuevo Madrid introdujo varios cambios del gusto de los hinchas. De los cuatro del fondo solo Sergio Ramos mantuvo la titularidad. Pepe y Carvalho –coterráneos de Mou– suplen a Albiol y a Garay en la zaga central mientras que un reciclado Marcelo, que pasó de ser volante por izquierda a lateral izquierdo, juega por Arbeloa en esa posición. Xavi Alonso y Khedira se acoplan al full defensivo como volantes de marca y con un 4 – 2 fijo, el Madrid defiende en zona y se hace casi imposible sorprenderlo de contragolpe. A la hora de jugar, solo Pepe tiene la obligación de permanecer al lado de Casillas. Los laterales suben los 90 minutos y hasta Carvalho puede sorprender proyectándose por el eje central. En el medio el que reparte balones es Alonso, de prodigiosa derecha, mientras Khedira se convierte en el pistón que hace todos los relevos, ayuda en la descarga del balón y hasta puede rematar, cuando es conveniente, desde afuera del área. Si hasta aquí usted ha conocido el funcionamiento perfecto, que me queda decir para los de arriba: Di María, Ozil, Cristiano Ronaldo e Higuaín. “Angelito” es una moto: gambetea, centra, cambia de banda con Cristiano, le pega al arco con precisión de billarista; Ozil ratifica semana a semana sus números en el Werder Bremen, donde aportó la pasada temporada 9 goles y 26 asistencias, quedando segundo detrás de Fábregas (20 goles y 19 asistencias) en el ranking europeo de jugadores con mayor intervención en jugadas de gol. Crisitiano la está rompiendo, ya lleva 15 hitos en 12 fechas de la Liga BBVA y va camino a batir su propio récord de 42 tantos en un año como delantero del Mánchester United. A él le sigue el “Pipita” con 7 festejos, el único punto mínimamente bajo que posee esta vanguardia de Mou para mi gusto, ya que al argentino le faltaría generar un poco más de juego a espaldas del arco, don incuestionable de Karim Benzema, con menos acierto en los tres palos, claro está. De ahí que el entrenador haya destacado siempre que su atacante perfecto es una mezcla de Higuaín con el ariete francés.
No puedo terminar este apunte sin hacer una breve referencia a los arqueros de ambos equipos: Iker Casillas, del Real Madrid, y Víctor Valdez, del Barcelona. Ambos son los mejores de la Liga con el promedio más bajo de goles recibidos por partido (0,45 y 0,73 respectivamente). Los reflejos de uno y la colocación del otro serán indispensables para que sus equipos puedan afianzarse en la punta de la tabla. Antes del clásico, como se sabe, habrá jornada de Champions. El Real Madrid visitará al Ajax en Holanda mientras que el Barcelona tendrá como sparring al Panatinaikos griego. Todavía es prematuro saber si dichos partidos dejarán alguna mella en los titulares de ambos equipos. En caso de que no, la ventaja de los de Mourinho es que llegarán al Camp Nou más aceitados, motivados y con los automatismos del 4–2–3–1 ya testeados, esquema más que favorable para la ocupación total del terreno, con líneas horizontales rígidas y espacios suficientes como para que el balón circule vertical y sin pérdida de tiempo. Sobre la ocupación de dichos "huecos" se supone que trabajará Guardiola. Pep no solo tiene al público a su favor, sino que arribará su quinto superclásico con el curso de "PERFORACION DE LA PARED DEFENSIVA" bien aprendido: Rubin Kazan, Copenhague, Sporting de Gijón, Villarreal… todos ellos fueron niveles aprobados con sobresaliente por Villa, Pedro y Messi. Así y todo, como ya lo dijera el gran Dante Panzeri: “El fútbol es dinámica de lo impensado”, y cuando Iturralde dé el pitazo inicial a las nueve de la noche en Barcelona todas las elucubraciones se esfumarán, la fricción del cuerpo a cuerpo ganará el correr de los minutos y hasta factores como la suerte o el buen/mal arbitraje puede que influyan en la producción de ambos equipos. Sea como sea, en el banquillo habrá dos prodigios con capacidad de sobra como para torcer el rumbo de la historia si así lo requiriese.
El Futbolólogo
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