- 1986 -

EL MUNDIAL DE MARADONA




La XIII Copa del Mundo por primera vez me pone en el lugar del cronista y del testigo. Y esto me llena de orgullo ya que me permite transmitir cosas que sentí por el fútbol con tan solo diez años. Luego de haber visto la hazaña de Maradona en vivo y en directo, debo confesarle al lector que me da un poco de bronca cuando escucho decir que Zidane, Ronaldinho o Messi son mejores que él (aunque este último sea el que más se le parezca). A los que somos de otra época nos cuesta ayudar a los más chicos a que entiendan que no se puede ver el pasado con los ojos del hoy y que, en todo caso, esos tres escriben una historia del 2000 para arriba y al cabo de 90 años ya me dirán quién fue el mejor del siglo XXI. Maradona, Pelé y Di Stéfano (pónganlos en el orden que quieran, me da igual) son los mejores del siglo XX y de los tres Diego Armando Maradona fue el jugador más determinante de la historia de los mundiales. La afirmación, por antonomasia, me permite disfrutar como nunca de todo lo que se escribe y se dice de los otros dos, independientemente de que nunca los haya podido ver. Su sola comparación con Di Stéfano o Pelé me obliga a creer que fueron tan enormes como el que sí pude disfrutar en su mejor momento. Pero antes de hablar del último fenómeno del siglo XX y de la campaña de su equipo, sería interesante abordar algunos temas con respecto a este segundo mundial de México. En primer lugar, el hecho de que Colombia estaba destinada a ser la sede del mismo sin que pudiese llevar a cabo su cometido. La propuesta había sido entregada en 1970 y aceptada por la FIFA cuatro años después en el Congreso de Frankfurt, presidido por Stanley Rous. El éxito de los Juegos Panamericanos de Cali de 1972, había constituido el punto a inflexión al momento de la nominación. Sin embargo, en octubre de 1980 el presidente Julio César Turbay Ayala manifestó la nula posibilidad de organizar un torneo en Colombia con recursos propios del Estado si el cupo de participantes se elevaba a 24 equipos, como efectivamente lo sería a partir de España´82. El cambio significaba, mínimamente, la construcción de tres nuevos estadios en menos de seis años. Poco tiempo después, al no conseguirse tampoco los patrocinios privados que permitiesen costear los innumerables requisitos de la FIFA, Colombia se jugó su última carta solicitando al ahora presidente de la federación, Joao Havelange, la posibilidad de una reducción de los participantes a 16 representativos (tal como lo era cuando se había firmado el acuerdo). La negativa fue rotunda y constituyó el principal motivo del abandono de su candidatura.


México fue anfitrión por segunda vez y, según palabras de Keir Radnedge: “Tal decisión levantó una polvareda de críticas y acusaciones, basadas sobre todo en las conexiones profesionales y deportivas entre Havelange y el vicepresidente de la FIFA, Guillermo Cañedo. Éste era un preboste de la cadena de comunicación Televisa, que iba a percibir indirectamente muchos de los derechos de transmisión de los partidos. Las demandas de las televisiones europeas suscitaron más controversias, como lo problemático que resultaba programar los partidos en la hora de mayor insolación en campos situados a tanta altura sobre el nivel del mar.” * Algo se ha mencionado ya sobre este tema de los horarios de los partidos en la crónica sobre el Mundial de México´70 (Ver: "1970: Las Fieras de Saldanha"). En esa oportunidad se colgó un video que cita al médico de la selección inglesa advirtiendo que hasta los manuales del ejército de los Estados Unidos prohibían entrenarse con tanto calor. Dieciséis años después, la FIFA volvió a escarnecerse estúpidamente con los jugadores, sin que nadie en la federación se hiciera cargo de sus reclamos (Business are Business).


Por lo demás, México´86 fue un mundial excepcional donde dirimieron entre sí tres campeones de Europa (España, Francia y URSS), uno de América (Paraguay), dos de África (Argelia y Marruecos) y uno de Asia (Corea del Sur), además de los vencedores anteriores: Uruguay, Italia, Brasil, Inglaterra, Alemania y Argentina, que por primera vez se juntaban en un Mundial luego de veinte años (Inglaterra´66). Todos ellos, salvo Corea del Sur, clasificaron para la segunda ronda junto con Bulgaria, Dinamarca y Bélgica, esta última, con un notable desempeño que ratificó el por qué habían derrotado a Holanda en la fase de eliminatorias. Con todo, no podemos olvidar aquí tampoco el detalle de que la campeona del mundo ¡casi no va al mundial! El agónico ingreso de Argentina se produjo en el último partido de la clasificación sudamericana, ante Perú. Aquella tarde nublada de Buenos Aires, Daniel Passarella se convirtió en el héroe de la selección albiceleste al marcar su gol en el último minuto del cotejo. No obstante, el viejo capitán no pudo jugar ninguno de los partidos del Mundial por razones que hoy sería extenso detallar, pero que nada tuvieron que ver con la lesión que acusó, sino más bien, con un problema de egos con Diego Maradona. **


Maradona fue el capitán de la selección de Carlos Bilardo, una decisión arriesgada pero que acabó dando sus frutos. El antiguo entrenador de Colombia y de Estudiantes de La Plata armó un equipo en derredor suyo, aprovechando la notable generación de futbolistas que actuaban en el país. Dentro del plantel había jugadores del CA Independiente campeón de la Libertadores y la Intercontinental 84 (R. Bochini, R. Giusti, N. Clausen y J. Burruchaga), del Argentinos Juniors campeón de la Libertadores 85 (C. Borghi, S. Batista y P. Pasculli) y del River Plate, futuro campeón de la Libertadores y de la Intercontinental 86 (N. Pumpido, O. Ruggeri y H. Enrique). El equipo se paraba tácticamente con un 1-2-5-2. Por primera vez aparecieron los stoppers y los carrileros en el fútbol argentino y se prescindió de los wines, reciclados ahora en la función del delantero neto que se movía por todo el frente de ataque. Desde el último hombre (José Luis Brown) hasta el más adelantado (Jorge Valdano), Argentina apretaba sus líneas en 40/50 metros, asfixiando a los rivales con un desplazamiento atómico en el que los 9 electrones corrían alrededor de su nº 10, el núcleo del equipo.


En el primer partido, contra Corea del Sur, Maradona recibió un buen surtido de patadas y codazos. Es que no era para menos. Con todo lo que ya se ha dicho antes, imagínense a los asiáticos debutando en un Mundial contra la mejor versión del argentino. La victoria de los de Bilardo por 3-1 se materializó con dos goles de Valdano y otro de Oscar Ruggeri, mientras que para el conjunto Rojo descontó Park Chang Sun. El triunfo ayudó de cara al segundo partido, ante Italia. Argentina no conseguía vencerla en los Mundiales y México´86 no llegó fue la excepción. Siguiendo con su ley de las marcas fijas, el técnico Bearzot dispuso de Salvatore Bagni, compañero de Maradona en el Nápoli, como guardián. La noticia se la dio recién por la mañana, antes del partido, ya que Bagni no necesitaba estudiarse al argentino como lo había hecho Gentile cuatro años antes. Italia golpeó primero. Altobelli cambió su penal por gol tras la mano de Burruchaga en el área. Pero Bagni no podía solo con Maradona y Scirea, el líbero italiano, debió salir más que nunca de su posición para ayudarlo. De hecho, los tres fueron protagonistas de la jugada que posibilitó el empate. Maradona se escapó de Bagni y pateó una volea a colocar por encima de Scirea, despistando totalmente al arquero Filippo Galli, que recordó así la jugada: “El gol fue muy simple, a posteriori. Ha sido simple porque yo cometo un grave error al considerar: `Maradona, un jugador normal´. Por la dinámica de la acción, él podía patear fuerte y en vez de eso ha usado el pie como el tenista usa la raqueta cuando va a la red.” La jugada es todo en uno: desmarque, carrera, salto, toque de primera sin ángulo y la pelota que se mete entre el defensor y el arquero, con un efecto que solo se percibe cuando el balón pica en el área chica y entra, cambiando su recorrido.



Argentina se clasificó primera en el Grupo A tras vencer a Bulgaria por 2-0 (goles de Valdano y Burruchaga) y en octavos le tocó enfrentar a Uruguay, tercera del Grupo E. Sí, por primera vez hubo octavos de final y también terceros clasificados. La FIFA dispuso su quinto cambio en el formato de la competición luego de la polémica exclusión de Argelia y Camerún de la segunda ronda de España´82. En aquella oportunidad, los dos equipos africanos –justamente a los que se quería beneficiar otorgándoles una plaza más– quedaron terceros habiendo igualado en puntos con Austria e Italia, que sí pasaron la primera ronda. Por lo tanto, para México´86 se decidió que los cuatro mejores terceros (según puntos y goles a favor) se sumasen a los dos primeros de cada grupo para jugar a eliminación directa la segunda parte del campeonato. La corrección no modificó el número de partidos, que quedó en 52, y de esta manera se pudo prescindir de los controvertidos grupos o ligas al ingresar 16 equipos en la fase de octavos de final.


Uruguay había empatado con Alemania y Escocia y caído ante Dinamarca por 6-1. Los daneses debutaron en los mundiales con el puntaje ideal (tres victorias), ganando de para en par "el grupo de la muerte". Alemania les dio una mano a los Charrúas al derrotar a Escocia, que quedó eliminada antes de su partido contra los sudamericanos. El equipo contaba con figuras de la talla de Enzo Francéscoli, Antonio Alzamendi, Wilmer Cabrera, Nelson Gutiérrez, muchos de ellos históricos de la Celeste. Contra Argentina, como en todo el torneo, no tuvieron suerte y cayeron por 1-0 en un partido que el propio Maradona reconoció como: “El mejor de su vida”. ***


Pero, si ese fue el mejor partido del 10 ¿qué se puede decir entonces del Argentina– Inglaterra, en el que no le cobraron un gol con la mano y donde marcó el mejor tanto de la historia de los Mundiales? Inglaterra fue probablemente el rival más duro del torneo, por su nivel y por las connotaciones vinculadas a la Guerra de Malvinas que había sacudido a ambas naciones cuatro años antes. Sobre el primer gol, recuerdo que fue difícil para los televidentes dilucidar si había sido o no con la mano. La repetición no clarificaba el hecho y solo por los reclamos de los ingleses se podía sospechar algo. El árbitro Alí Bennacer, de Túnez, declaró tiempo después que desde su posición lo tapaba un jugador y que al ir Peter Shilton, el arquero inglés, también con los puños, no pudo distinguir la mano del argentino. Existen imágenes del árbitro señalando el gol antes de que la pelota entre en el arco y del línea búlgaro, Bogdan Dostchev, volviéndose hacia el centro cuando reconoce el gesto de su colega en el campo. Años después, Maradona recordó que fue el línea quien le avisó de la convalidación del gol al correr señalando el saque con la bandera. Terry Fenwick inició los reclamos y él le siguió Shilton. Pero todo fue en vano. Nadie que haya visto la jugada a más de diez metros de distancia podría garantizar, hasta el día de hoy, que vio la mano en el mismo instante en que se produjo.


El segundo gol tiene una historia más complicada, contada alguna vez por Jorge Valdano. Según su relato, tras felicitar a Maradona en el vestuario, éste le dijo que mientras realizaba la acción (pasó a seis jugadores en 40 metros) fue fundamental su posición y la indecisión de Fenwick (nº 14), el líbero inglés. El defensor no sabía si esperar a Maradona o irse con Valdano (nº 11), que entraba solo por el segundo palo. Su intervención se fue complicando a medida que el 10 se acercaba al área y para cuando el inglés se decidió, ya era demasiado tarde: “Maradona no opinaba con ventaja” dijo Valdano en una entrevista: “porque el partido acababa de terminar y no había tenido tiempo de repasar su milagro en video. Sencillamente me había identificado en medio del lío inexplicable en el que estuvo metido”. **** Respecto a la definición, también le confesó a su compañero que en 1980, en un amistoso contra Inglaterra en Wembley, había hecho una jugada parecida (está en Youtube) en la que pasó a cuatro hombres, definió al segundo palo y falló. Seis años después, enmendó el error desparramando al arquero.


Sobre el trámite del partido, algo se ha escrito ya en: “Héroes – Pelota vasca”, mi cuarta columna en este blog. Ese título lo saqué de una recordada película que se proyectó al término del Mundial´86. De ese documental extraigo un fragmento para compartir con ustedes ahora.




En los otros cuartos, Francia, Alemania y Bélgica dieron la nota eliminando a sus respectivos rivales en la tanda de penales. Los franceses habían vencido a los campeones italianos por 2-0 y contra Brasil jugaron el partido más emocionante del torneo. Ambos equipos iban 1-1 cuando Zico malogró un penal en tiempo reglamentario. La paridad obligó a jugar la prórroga y a definir desde los doce pasos. Comenzó pateando Sócrates y atajó Joel Bats. Luego vinieron seis aciertos seguidos, incluido el de Zico, que consiguió resarcirse marcando el tercero de su equipo. Michel Platini erró inexplicablemente su ocasión en el mismo día de su cumpleaños y, acto seguido, Julio César estrelló el balón en el poste. Luís Fernández aprovechó la ventaja y con un remate certero dio a los galos el pasaje a la semi. Francia debería jugar ahora contra el ganador de la contienda entre mexicanos y alemanes. Ambos equipos habían eliminado a Bulgaria y Marruecos en los octavos de final, respectivamente, y luego de 120 minutos sin goles, los blancos pasaron gracias a los reflejos de Tony Schumacher, un tigre bajo los palos, que atrapó sendos remates de los mexicanos Quiriarte y Servín desde los once metros.


Por último, el rival de Argentina salió de la definición entre Bélgica y España, que había eliminado a Dinamarca por 5-1 ¡con cuatro goles Butragueño! El arquero Jean-Marie Pfaff, elegido el mejor del torneo, fue el encargado de impedirle al español Eloy el paso de su equipo a la siguiente instancia, atajándole el único penal de la serie que no entró. Argentina ya conocía a los belgas desde el partido inaugural de España´82, que ganaron los europeos, y de camino a cuartos, la URSS había caído ante ellos en un partidazo que acabó 4-3. En definitiva, Bélgica llegaba a su cita colmada de confianza, con dos delanteros (Jean Ceulemans y Nico Claensen) en plena racha y con un guardameta buenísimo. Pero, como acabó manifestando Eric Gerets después de la derrota: “Nosotros no tenemos a un jugador como Diego Maradona en nuestro equipo. Si Maradona hubiera jugado en Bélgica, hubiéramos ganado dos a cero. Esa fue la diferencia de la partida de hoy”. *****






Francia no pudo con Alemania. Los goles de Andreas Brehme y de Rudi Völler acabaron con el sueño de la "generación Platini" de jugar una final. Igualmente, los azules ganaron por 4-2 su último partido contra el combinado belga, quedando igualados en el tercer puesto con sus pares de 1958. Habría que esperar doce años más, hasta la llegada de la "generación Zidane", para superar aquella posición.


Entretanto, los dirigidos de Franz Beckenbauer, en su debut como entrenador, llegaron a la final con ganas de tomarse revancha de la definición de 1982. Matthäus fue el encargado de anular a Maradona y el duelo, vale decirlo, estuvo parejo al principio. Sin embargo, Alemania empezó perdiendo por culpa de una mala salida de Schumacher. El arquero intentó cortar un centro combado hacia afuera de Burruchaga, que dio en la cabeza de Brown y de ahí fue a parar a la red. En el segundo tiempo, los europeos empeoraron aún más su situación al tirar desastrosamente un fuera de juego que posibilitó el 2-0 de Argentina. Para entonces ya estaba en el campo Rudi Völler, sustituto de Klaus Allofs al minuto de juego, y con Uli Hoeness por Felix Magath, Beckenbauer agotó sus dos cambios. Los relevos evidenciaron como nunca que el Káiser estaba apostando todo por el juego aéreo. Con más de 1,80 m. de promedio de altura, la remontada fue cuestión de minutos. Dos corner lanzados por el prodigioso pie izquierdo de Andreas Brehme y dos cruces de cabeza dentro del área abrieron el arco de Pumpido. El primer centro fue conectado por Matthäus, que desde el primer palo desvió la pelota hacia el área chica para que su capitán Rumenigge marcara el primero con la tibia. El segundo centro fue pasado, para el salto de Thomas Berthold, que ganó en el segundo palo y habilitó a Völler, presto para poner el 2-2. Aquello fue como si el calor y la fatiga se hubiesen multiplicado en el Estadio Azteca. Pero la marca personal de Matthäus sobre Maradona comenzó a hacerse frágil y el equipo entero salió a ayudarle. Peter Briegel, exhausto, quedó enganchado en el fuera de juego cuando el 10 argentino recibió un pase de cabeza de Enrique, rodeado de cinco alemanes, y dejando picar solo una vez la pelota, habilitó de zurda a Jorge Burruchaga para que éste batiera a Schumacher y le diera a Argentina su segunda Copa del Mundo.





Romualdo Arppi Filho, el árbitro de la contienda, se llevó trofeo más lindo de la final: la pelota. Con su enérgico pitazo puso fin a la mejor campaña de Diego Armando Maradona, la misma que lo elevó a la altura de los mejores del Siglo XX. Ya pasaron 24 años de aquel Mundial de México´86 y quién sabe si Argentina volverá a ganar otro alguna vez. Reconozco que en ese tiempo su figura se ensució por cosas que tuvieron que ver con el fútbol y no tanto. Por ello prefiero quedarme con este Diego, el futbolista de los milagros en la hierba, el mejor jugador que vi entrando a una cancha, a pesar de lo que me digan los más chicos.




CITAS:


* Keir Radnedge con Mark Bushell: “El Gran Libro de los Mundiales” - Ediciones Folio S.A. 2006, Barcelona.


** A aquellos que deseen saber algo más sobre el problema de Daniel Passarella con Carlos Bilardo y Diego Maradona los invito a que lean en este blog: “Duelo de Káiseres: Beckenbauer vs. Passarella (Última Parte)”.


*** Maradona: El Gráfico 100x100: "Basile se olvidó de los códigos" - 10/09/2008-


**** Jorge Valdano: "La Inteligencia en Libertad" - El Libro de Oro de los Mundiales / 1930-1998” - redactores varios - ARTE GRÁFICO EDITORIAL ARGENTINO S.A. 1998, Buenos Aires (Pág. 272).


***** Eric Gerets "Duelos de Oro: Pelé vs. Maradona", Diario Marca, Madrid 2006.




El Futbolólogo

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