Selección argentina:
COMO AQUELLA DEL 94















Pronto se van a cumplir veinte años de que Argentina no lleva un equipo ciento por ciento confiable al Mundial. El último fue la selección del Coco Basile que acabó mal su experiencia en los Estados Unidos ¿se acuerdan? Aquella selección arribó a Norteamérica con medio torneo ganado ya desde la alineación. Más allá del traspié de una derrota ante Colombia por 0-5 en las eliminatorias, esa albiceleste bicampeona de América (1991-1993), reforzada con las presencias de Caniggia y Maradona -ambos suspendidos por la FIFA- era un cuadrazo que desde el debut presentó sus galones. Muchos en mi tierra siguen creyendo que lo que sucedió con "Capitain Diego" (lo echaron del Mundial por doping) fue una maniobra para borrar del mapa al mejor equipo y así conseguir que Havelange condecorara al Brasil más férreo de su historia. Sea como sea, ya era hora de meter toda la carne al asador como lo hizo el Coco en el 94. Si quiere ganar el Mundial, Sabella debe llevar a los mejores. Estos chicos podrían ser tranquilamente los hijos de aquellas glorias. El parecido es incuestionable ¿No lo creen así ustedes?      



Si Romero fuese Goicochea...

Esta es una genealogía con historia. En el Mundial 86 -el último que ganó Argentina- el arquero fue Pumpido y el suplente Islas. Pero antes de Italia 90 Islas renunció porque no quería chupar banco y, vaya casualidad, Pumpido se lesionó en el segundo partido y Goicochea lo sustituyó hasta la final. El Vasco tenía 23 años. Había destacado como suplente de Pumpido en River y como titular de la selección juvenil. Su padrino era nada menos que Ubaldo Matildo Fillol. En Italia se consagró atajando cuatro penales (récord hasta hoy) y de ahí en más se quedó con el puesto, ganando las Copas América de 1991 y 1993. Pero en la eliminatoria para USA 94 se comió cinco goles de Colombia en el Monumental y el peso de la derrota cayó sobre él. Jugó la repesca contra Australia pero al final el Coco se decidió por Islas. Además del nombre Sergio, Romero comparte muchas cosas con él: su gran talla, una carrera con altibajos, cierta falta de reflejos e inseguridad para cortar centros y salir en el mano a mano. Pero a su favor cuenta con que saca mejor, aunque el Vasco tenía más fuerza de piernas para volar hacia el ángulo. Con todo, hoy Romero no es titular en su club, el Mónaco, que si llega a comprar a Víctor Valdés como se dice empeorará su situación. Fillol también es su padrino, pero el Mundial se acerca y Andújar, Orión y Caballero pugnan por ser el próximo Islas de la nacional albiceleste.


Si Zabaleta fuera Sensini...

Los dos parecían tener más años que los demás cuando eran juveniles, quizás porque eran más maduros que el resto. Sensini pasó de ser el polifuncional de Bilardo a jugar como lateral derecho para Basile. Passarella lo definió cuatro años después como el “geómetra del equipo”. Con el tiempo dejó de subir tanto para mandar desde atrás. Su fiabilidad en la banda derecha era equivalente a la de Pablo Zabaleta. El lateral del Manchester City es un indiscutible de Sabella y su proyección a futuro, como su juego, no tienen límites.



Si Fede Fernández fuera Ruggeri...

Cuando el Cabezón Ruggeri ganó la Copa del Mundo en 1986 tenía la edad de Fede Fernández: 24 años. Ese fue el comienzo de una carrera brillante en la selección, con un subcampeonato en Italia 90 y, ya como capitán, las Copas América del 91 y el 93. Se retiró siendo el jugador con más partidos vistiendo la casaca nacional, además de haberlo ganado todo en River ¿Qué le falta a Fede para seguirle los pasos? El de Tres Algarrobos tiene todo como para continuar con esa línea de caudillos que abrieron Perfumo y Passarella, que se elevó con Ruggeri y se perdió después de Ayala. Temple para estar en las difíciles, sacrificio, carácter y, sobre todo, cabezazo. Hace rato que Argentina no tiene buenos cabeceadores en las dos áreas. Los 1,90 mts. de El Flaco asustan. Solo falta un buen centrador para aprovecharlos mejor.


Si Garay fuese Cáceres...

Antes del Mundial 94 Vázquez y Borelli eran los acompañantes de Ruggeri en la zaga. Y a los dos se los comió el Negro de manera silenciosa, sabiendo esperar su momento. Igual que lo hacía con los rivales, a los que les bajaba las revoluciones antes de anularlos por completo, el central del Zaragoza, equipo que hace poco le rindió un emotivo homenaje, era un líder positivo tanto en el campo como en el vestuario. En eso Ezequiel Garay se le parece. Trabajó callado la titularidad en la selección y como Fernando sabe ponerle paños fríos a los balones calientes para salir tranquilo desde abajo. A diferencia de Cáceres, él ya ganó un Mundial, el juvenil-2005. Ahora le queda hacer carrera en la mayor. 


Si Marcos Rojo fuera Chamot...

¿Se acuerdan del Flaco Chamot? Parecía un tractor en aquel Mundial del 94. Tenía una garra descomunal para subir por la izquierda y romper junto con Diego y Abel Balbo por ese sector. Fue un "tapado" del Coco ¿Lo será Rojo en el Mundial de Brasil? Su metro ochenta y siete de estatura lo asemejan en porte con el marcador de Entre Ríos. Pero su deuda con Sabella sigue siendo enorme. La selección necesita que el lateral de Sporting de Lisboa se reivindique con un rendimiento similar al de Chamot en USA 94.


Si Mascherano fuera Simeone...

Garra, personalidad, sentimiento, profesionalismo… las semejanzas son tantas que la lista no alcanzaría. Tácticamente los dos son volantes de contención pero posicionalmente Mascherano juega más centrado de lo que lo hacía Simeone. El ritmo con que el Cholo llevaba el balón cosido al pie también era más alto, hay que decirlo. Además cabeceaba mejor y, por sobre todo, le ganaba en viveza al Jefecito. Era bueno disimulando las faltas que cometía y que recibía. En cambio el actual central del Barcelona usufructúa mejor el pase largo. Jugadores de tierra seca, generaron a fuerza de liderazgo la necesidad de sus equipos de contar siempre con ellos.


Si Gago fuera Redondo...

Puf, cuantas veces se lo comparó a Gago con Redondo... Sin embargo el crecimiento de ambos futbolistas no fue igual, en parte porque la temprana comparación de Fernando II con Fernando I le creó presión al chaval (no es lo mismo pasar de Boca al Real Madrid con 21 años que arrancar en Argentinos, hacer tu adaptación europea en el Tenerife y recalar en la institución merengue con 25 ya cumplidos). Además de esta diferenciación, Redondo tenía un plus de físico para ganarlas todas en el medio. Así como Mascherano y Simeone se diplomaron en hacer el trabajo sucio, a sus compañeros de la medular les tocó poner el toque distinción al fútbol correoso y duro de los de atrás. Tanto los pases de Gago como las paredes de Redondo tienen rentabilidad sobrada en la delantera. Allá vamos.


Si Di María fuese Caniggia…

¿Cuántos kilómetros corre Di María por partido? ¿Cuántos kilómetros corría Caniggia? Desparpajo, sorpresa, juego de banda, juego reducido, juego al primer toque... El Pájaro fue un delantero vital que cubrió el vacío de la selección hasta la llegada de goleadores como Batistuta y Crespo. Esa misión tan importante suya posibilitó a Argentina jugar la final de Italia 90. En ese Mundial fue para Maradona lo que Di María para Messi, su mejor socio. ¡Y cómo olvidar sus goles a Nigeria en USA 94! Por eso Ángel es tan fundamental en este nuevo proyecto. Sin su pique constante el equipo de Sabella sería uno más, sin ese vértigo que lo distingue. El Flaco nos marca el camino. Todos deben copiarle: subir y bajar, subir y bajar. Solo le falta para recibirse de Claudio Paul dejarse el pelo largo y teñirse de rubio.  



Si Agüero fuera Balbo…

Parecidos pero distintos, los dos se mueven mejor dentro del área, aunque también saben tirarse a banda, sacrificándose por el equipo. El centro de gravedad del Kun es más bajo, lo que le permite cubrir mejor la pelota. En cambio Abel era un portento silencioso que te podía fusilar de un cabezazo. Fríos para definir los dos, decir quién es mejor es difícil, aunque a mí me gusta más Agüero por su estilo fogoso, bien argentino.





Si el Pipita fuese Bati…

Eternamente le voy a agradecer a Gonzalo Higuaín el devolverme esas ganas de gritar un gol a lo loco, euforia que no recordaba desde los tiempos del fenomenal Gabriel Omar Batistuta,  el mayor artillero de la selección. Los dos son de raza goleador, reciben de frente y casi nunca de espaldas y te fusilan aunque estén a un metro y medio de la red. Como Bati, Pipita es de los que mejor se desmarcan, aunque muchas veces pique adelantado por culpa de su enfermiza relación con el arco. Cada vez que lo sustituyen y no moja se va con una rabia... Solo lo separa del de Reconquista la falta de confianza para ejecutar tiros libres y los números incuestionables del eterno nueve albiceleste. 

 

Si Leo fuera Diego... 

Verlo a Messi este último verano preparando la máquina en Ezeiza ¿Nos les hizo acordar a la vuelta de Diego en el 93? Tiempos de gimnasio, días de Ripped-fuel, maratones interminables en cinta de correr… Siempre fueron especiales los Mundiales con Diego. En el 86 solo se puso las pilas dos meses y dio la mejor versión del futbolista en una cancha. En el 90 empujó al equipos hasta la final con un tobillo roto. En Estados Unidos, con un cuadro a su medida y él poniéndose la pilas, las dudas sobre la conquista del tricampeonato se hacían añicos. En cambio a Leo el viento de junio siempre le sopló en contra. Marginado al banco en 2006 y sin suerte en 2010, las ganas de ganar este Mundial solo se comparan con las de Maradona en el 94. El equipo juega como a él le gusta, ya no hay excusas. Todo dependerá de la forma en que lleguen a Brasil los cuatro de arriba. A Diego la FIFA consiguió sacárselo de encima. Leo sabe que si gana el tricampeonato la comparación se acabará para siempre.


El Futbolólogo

2 comentarios:

  1. MUY FELIZ 2014 Y MUY BUENO EL ARTICULO DE LAS COMPARACIONES, ME ENCANTO!!
    UN ABRAZO!
    PIT

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  2. gran artículo, tuchao! qué tiempos los de Basile 94! Y esa vocecita gargarosa de whisky & cigarrillo en las conferencias de prensa! Grande el Coco!

    abrazo!
    p.

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