Jorge González

EL REY DE LA MAGIA



Quisiera dedicar esta columna especialmente a mi amigo Orlando. Aún recuerdo aquel día en que me devolvió a la ignorancia con su pregunta: “¿Has visto jugar alguna vez al Mágico González?” Desde niño he amado al fútbol y a sus artistas y no me canso de descubrirlos, aunque sean de otra época. Hoy les pido a los lectores que se despojen de aquellos preconceptos sobre técnica y estrategia y den lugar a la ilusión, a la imaginación sin límites.


Jorge Alberto González Barillas nació en San Salvador un 13 de marzo de 1958. En la capital del país que los españoles bautizaron en nombre de Jesús, el Mágico se doctoró en fútbol callejero practicándolo con sus seis hermanos varones. En el barrio ya se destacaba y también en clubes chicos como el ANTEL*, donde debutó en primera división con tan solo 17 años.


Pero fue a los once que Jorge descubrió su destino, más precisamente un 29 de junio de 1969, cuando Mauricio Pipo Rodríguez metió el 3-2 frente a Honduras que clasificó a El Salvador para el Mundial de México’70. En el marco de la famosa “Guerra del Fútbol”**, era la segunda vez que un equipo centroamericano asistía al torneo desde 1938, cuando Cuba fue invitada a participar del Mundial de Francia. La CONCACAF apenas tenía seis años y desde entonces solo México había superado las fases de eliminatorias. Pero al ser éste el país organizador, la única plaza de América del Norte, Central y Caribe se lo llevó "La Selecta".


De la mano de don Hernán Carrasco, el equipo salvadoreño debutó con un 0-3 ante Bélgica. Luego recibió una goleada de los anfitriones por 0-4 y otra derrota ante la Unión Soviética por 0-2. La inexperiencia se notó pero la ilusión se mantuvo en las mentes de miles de chicos, entre ellos el mismísimo Jorge. Aquel gol de Pipo había sido el más importante en la historia de su país y sería el propio Rodríguez, vaya vueltas de la vida, el que consiguiera llevar a una nueva generación a otra Copa Mundial como seleccionador nacional.


Mágico González (abajo a la izquierda) vistiendo los colores de La Selecta.



Para entonces González ya era el mejor delantero de El Salvador. Había jugado un año en San Vicente*** (1976) y otros cinco en FAS (Futbolistas Asociados Santanecos), donde comenzaron a llamarlo “El Mago” por su enorme talento. Tenía una gambeta en velocidad increíble, podía aparecer por derecha o por izquierda y en el contragolpe era letal. Tampoco se lo podía ajustar a la mera posición de wing porque solía retrasarse para armar el juego como si fuera un enganche. Pateaba los tiros libres, los córners, era completo. La vuelta de El Salvador a la máxima competición se produjo tras ganar el Hexagonal '81. Antes habían dejado en el camino a sus pares de Panamá, Guatemala y Costa Rica. En noviembre de ese año, México, Canadá, El Salvador, Haití, Cuba y Honduras se jugaron en Tegucigalpa la clasificación a España'82 en un torneo de todos contra todos. El ambiente era hostil, es cierto, pero los de Mauricio Rodríguez mostraron temple. Solo perdieron en el primer partido, ante Canadá (0-1), y luego ganaron y empataron todos los demás. La victoria ante México por 1-0 fue la más emotiva, lograda con un agónico gol de Hernández tras una jugada magistral del Mago nº 11.


Una vez realizado el sorteo, El Salvador ingresó en el grupo C con Argentina, flamante campeona del mundo, la selección belga subcampeona de Europa y la indescifrable Hungría. Fue contra esta última que debutaron el 15 de junio en el Nuevo Estadio de Elche, recibiendo una goleada de 10 a 1, la mayor registrada en la historia de la competición. No obstante, aquel primer gol de los salvadoreños fue un festejo enorme para un país acosado por la guerra civil. El equipo había sido despedido en medio de la balacera y fue recibido en España con un bus que ni siquiera llevaba su nombre. Tenían un solo uniforme, el cual no podían intercambiar con los rivales, y tampoco llevaban suficientes balones para los entrenamientos. Sin embargo, se sobrepusieron a la abultada derrota y en los siguientes encuentros consiguieron mejorar los resultados: 0-1 ante Bélgica y 0-2 ante Argentina. Aunque el Mago se despidió del torneo sin ganar un solo partido, y sin poder anotar gol, su actuación individual fue calificada de sobresaliente. El Mundial fue el mejor escaparate para que un país de 5 millones de habitantes pudiera exportar a su primer futbolista al Viejo Continente.




Al término del Mundial, el Mago recaló en Cádiz, una de las ciudades más bohemias de Andalucía. Allí fue fichado por el Cádiz CF luego de andar por boca de presidentes de clubes franceses, mexicanos y hasta peruanos, que lo querían en su equipo. El enamoramiento fue mutuo y las noches andaluzas le dieron alas al ángel desobediente. González se escudaba en que le separaban 10 horas con su país natal (¿?) y que por eso no se habituaba a los horarios. Lo cierto era que vivía de noche. El club nunca había tenido un jugador tan dotado técnicamente. Como sucediera con las anteriores instituciones que representó, incluida la selección, Jorge González se convirtió en el mejor jugador de la historia del “Submarino Amarillo”. Allí vivió sus mejores años futbolísticos, gracias a Dios registrados por la televisión para que hoy podamos disfrutarlos. En Cádiz comenzaron a llamarle “El Mágico”, apodo que trascendía el anterior, como su juego, que superaba toda ilusión posible.


El equipo estaba en segunda y gracias a su incorporación ascendió a primera. Allí permanecieron una sola temporada, la 83/84, marcada por las juergas del salvadoreño en complicidad con su entrenador Benito Joanet Jiménez. Tras el descenso del Cádiz, Fiorentina y Paris Saint Germain se interesaron por él, pero Jorge decidió quedarse en España y en 1984 realizó una gira por Los Angeles con el Barcelona, junto a Diego Maradona, que dejó varios destellos de su categoría.




El Barcelona finalmente no lo contrató por un hecho inusitado: durante la gira sonó la alarma de incendios del hotel y Jorge permaneció dormido en la habitación con una chica. Finalmente recaló en el Real Valladolid, donde intentaron disciplinarlo sin obtener resultados. En 1986 regresó al Cádiz, que ya estaba otra vez en primera, y se quedó por cinco años más. Tuvo problemas con varios técnicos pero la gente lo bancaba a muerte. Es que Jorge les daba motivos, como aquella tarde que, en medio de un trofeo Ramón de Carranza, se quedó dormido y no llegó a tiempo para jugar contra el Barcelona. Sin embargo alcanzó a entrar en el descanso (con el partido 0-3 abajo) y metió dos goles, dio otras dos asistencias y el Cádiz ganó 4 a 3. El corazón de la gente iba a cien por hora.


En la temporada 87/88 el club obtuvo la duodécima ubicación, la mejor de su historia en Primera División. En la 89/90 llegaron a las semifinales de la Copa del Rey, en la que cayeron contra el Real Madrid, nada menos. Al final de temporada el técnico Vidal ya no quería ponerlo, alegando que el Mágico no colaboraba con el equipo: echaron al entrenador. Igualmente, el que no aguantó más el tirón fue el propio González, que cayó en una fuerte depresión luego de ser denunciado por abuso sexual a una chica en el 89.


Mágico regresó a su tierra a finales de 1991. Allí jugó en FAS hasta su retiro en el 2000 y en la selección hasta 1998, de la cual se despidió como máximo artillero histórico con 41 metas. En 2001 regresó a Cádiz solo para disputar un partido benéfico, con el fin de ayudar a las víctimas del terremoto de El Salvador de ese año. Lo recibió una ovación. En 2003, el gobierno democrático de su país bautizó el Estadio Olímpico con el nombre de "Estadio Mágico González". Hoy comparte su profesión de taxista con algunos partidos esporádicos y con la producción del calzado que lleva su marca.


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Espero que les haya gustado esta historia. Pido disculpas por su extensión y por la abultada carga de videos. Probablemente alguno de ustedes no vea demasiada grandeza en las hazañas del Mágico comparándolas con las del fútbol de hoy. Sin embargo, todavía hay quienes piensan que de haber nacido en un país con mayor tradición futbolística o de haberse mantenido en un club de mayor categoría, hoy se lo estaría comparando con grandes como Pelé o Maradona. Quizás por esa falta de “equipo” es que sus méritos sean mayores. Igualmente lo que importa aquí no es jerarquizar al futbolista, sino reconocerlo. Como diría La Agrado, aquel personaje de Almodóvar de la peícula Todo sobre mi Madre: "Uno es más auténtico cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí mismo"****. Y en estos de ser auténtico, Jorge Mágico González fue el más grande de todos. ACLARACIONES:


* Administración Nacional de Telecomunicaciones (ANTEL) es una entidad deportiva actualmente desaparecida.


** Las reformas agrarias en El salvador en los años sesenta provocaron una migración elevada de campesinos a Honduras. En 1969, los hondureños realizaron otra reforma con el fin de expropiar tierras y echar a los salvadoreños. 23 días después de que La Selecta se clasificara para el Mundial de México, el gobierno de El Salvador inició un ataque a Honduras que provocó una guerra cuyo saldo fue de unas 20.000 víctimas civiles entre muertos y heridos. Dicho conflicto se conoció mundialmente con el nombre de: "La Guerra del Fútbol".


*** El club Independiente San Vicente, o Coca Coló, se conoce actualmente como Independiente Nacional 1906. Con ese nombre consiguió el subcampeonato de primera división en 1981 y 1982, sus máximos logros.


**** La frase verdadera de La Agrado es: "Una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñao ser de sí misma".


El Futbolólogo

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